Contra tanto prejuicio del machismo más casposo, el fútbol femenino marcha imparable y no solo por la mañana festiva de ayer en Mestalla (17.000 espectadores), sino por la pura diversión del juego bien jugado. El Valencia arrolló al Levante en un partido excelente en lo individual (Zornoza y Banini a la cabeza) y en lo colectivo (enorme mérito del técnico argentino Cristian Toro). Una muestra de agradecimiento de las jugadoras al club por haberles permitido por fin pisar Mestalla para demostrar cómo sienten el fútbol. El mejor legado de la denostada Layhoon Chan es este. Ningún presidente anterior les dio tanta bola.

Lo que debería ser la norma se ha convertido en algo extraordinario: que las futbolistas sean tratadas con dignidad. Las chicas se demoraron tras acabar el partido en el césped porque querían saborear el momento. Nadie les ha regalado nada. Cada centímetro del venerado césped de Mestalla se lo han ganado a pulso. Sus padres, en tribuna, estaban superados por la emoción. Lloraban. Ellas no paraban de abrazarse. A las compañeras, a las rivales, a la gente. Cuántas historias de sacrificios personales, cúantas pioneras que ni siquiera pensaron que podría llegar este día. Pero el dinero ha llegado al fútbol femenino (algunas poderosas empresas han entendido que este es un mercado fabuloso) y, con él, se han abierto muchas conciencias.

El Valencia tomó perfectamente las medidas de Mestalla y aprovechó un campo tan ancho para desarbolar al Levante por las alas. Cristian Toro había analizado el encuentro minuciosamente. Bajo la dirección de la magnífica zurda de Claudia Zornoza, el equipo de Cristian Toro alternó los ataques por la izquierda (los dos primeros goles) y por la izquierda (los dos siguientes). No dieron tregua. El VCF imprimió un ritmo altísimo en una primera parte primorosa.

Muy firme atrás como siempre (la pareja de centrales Ivana-Nicart es una roca), el triángulo del centro del campo (Gaitán, Zornoza y Carol) lanzó la ofensiva de la habilidosa Banini y de las listísimas Aedo y Mari Paz, que compartieron el frente de ataque. La pequeña chilena Aedo, de 1,54 metros, cabeceó con clase los dos primeros tantos locales a sendos centros medidos de Zornoza y Joyce. Las laterales, Débora y Joyce, también se incorporaron con profundidad. De hecho, la velocidad de Débora salpimentó la fiesta valencianista con dos centros desde la línea de fondo rematados primero por Carol, al segundo palo, y después por la cazagoles Mari Paz en el primero.

Tras encajar el 3-0, Adriana Martín, líder del Levante, reunió en el centro del campo a sus compañeras y les pidió un arranque de orgullo. Superadas en la medular, las delanteras, Charlyn y María José, estuvieron desconectadas. La impotencia se reflejó en un disparo de María José Pérez desde fuera del área. A ninguna parte. Solo las internadas y el desborde por la izquierda de la costamarfileña Ida Rebeca causaron cierto desazón en la zaga valencianista. Ante el descalabro, Andrés Tudela adelantó a Maitane al medio centro. Las fuerzas se igualaron un tanto pero, con espacios, surgió la magia de Estefanía Banini. La interior argentina se marcó una jugada maradoniana llena de quiebros con el cuerpo y un tiro raso y colocado.

Para redondear la fiesta quedaba la escapada de la valenciana Marta Peiró, que picó ante la salida de Bermúdez. La vaselina se quedó a medias, rechazada por Bermúdez, pero Marta Peiró corrió para remachar el sexto de la mañana y celebrarlo como una Copa del Mundo. Para ella, sin duda, lo era.

Un equipo compensado

Marta corrió con una rabia inconenible, se besó el escudo, se acordó de todo su árbol genealógico lleno de valencianistas, empezando por su padre, Vicent, socio número 841 del Valencia, natural de Torrent, y su madre, Ermelinda, socia número 247, natural de Tarazona de la Mancha.

El Valencia consolida su tercera plaza, tras el Atlético y el Barça, y confirma la fórmula de mezclar figuras internacionales (Endler, Gaitán, Aedo y Banini) con españolas y jugadoras de la casa. El equipo está muy compensado. Y el técnico, un admirador de Bielsa, sabe lo que tiene entre manos. El carácter de la defensa (la capitán Ivana impulsa el equipo por lo civil o por lo criminal a ser el equipo menos goleado de la categoría con tan solo ocho goles en contra) y el talento y lacreatividad del medio del campo hacia arriba.

Compromiso de Alemany

Es lógico el temor de las jugadoras del Valencia por la marcha de Layhoon a finales de temporada. Temen una involución del proyecto. El nuevo director general, Mateu Alemany, sin embargo, les ha asegurado su compromiso y sensibilidad con el fútbol femenino. El futuro está asegurado.