La crisis económica y la designación, en contra de lo esperado, de Ras Al Jhaimah (Emiratos Árabes Unidos) como sede de la próxima Copa del América en lugar de Valencia han complicado seriamente la comercialización de los 362 amarres destinados a megayates correspondientes a la ampliación del Real Club Náutico de Valencia realizada por la constructora Cyes a través de Valencia Yacht Base. Tanto es así que la empresa valenciana se ha visto obligada a modificar radicalmente su estrategia comercial para colocar sus amarres en el mercado, después de la falta de resultados obtenidos a través del sistema convencional de campañas de venta masivas.

En un momento de bonanza económica, las extraordinarias expectativas de mercado incitaron a la construcción masiva y acelerada de amarres, tanto en la Marina Real Juan Carlos I como en la ampliación del Real Club Náutico de Valencia, para que llegaran a la celebración de la 32ª edición de Copa América. La situación presenta en la actualidad un panorama bien distinto. Las esperanzas que se ponían en los deportes náuticos y especialmente en el de la vela se encuentran ahora frustradas por la actual crisis del sector náutico y la pérdida del evento deportivo que impulsó en su momento la demanda de dichos amarres.

El Náutico, titular de la concesión administrativa para la ampliación de sus infraestructuras, llegó a un acuerdo con la empresa de obra civil y portuaria Cyes mediante el cual dicha empresa ejecutaba la obra y a cambio se quedaba con 362 amarres. La obtención de resultados por los esfuerzos empresariales emprendidos para vender los amarres de mayor eslora en el mercado internacional podrían dar un impulso al proyecto y finalizar la construcción de la zona comercial.

Valencia Yacht Base, la empresa creada por Cyes para gestionar los 362 amarres destinados a megayates , trata de atraer a multimillonarios a Valencia que ocupen el vacío de la dársena en un momento en el que sólo 90 barcos están amarrados en los más de 300 puestos disponibles. Para ello han ofrecido propuestas a personas concretas y barcos concretos de más de 70 metros, entre los que se encuentran los de multimillonarios árabes, indios, libaneses y rusos.

El gerente de la empresa reconoce que la situación es complicada pero que al público que se dirigen desde hace unos meses "tiene menos problemas y sigue estando ahí. Barcos de más de 60 metros sí que hay, pero que hay que convencer a sus dueños". "Como el sector se ha parado nosotros estamos haciendo tiros directamente a quien sabemos que puede venir". El gerente confía en que mediante sus ofertas personalizadas enviadas directamente a los propietarios de superyates se relance el proyecto porque éstos atraerían a otros. Aunque apunta que se trata de "un proyecto que tiene un periodo de maduración enorme".

Por otro lado, señaló que traer a "los barcos de 20 a 40 metros ahora cuesta bastante". Además, destacó la importancia para ellos de que el AVE llegue a Valencia, lo que a su juicio permitirá acceder al público madrileño, donde hay muchos propietarios de barcos de entre 20 y 30 metros de eslora, y competir con Barcelona.

Competencia

Esta dársena no es la única en la ciudad que persigue colocar sus amarres. La Marina Real Juan Carlos I también dispone de un gran número de plazas que se dirigen al mismo tipo de público exclusivo. El gerente de Valencia Yacht Base reconoce esta competencia pero considera que disponen de alguna ventaja frente a ellos como es la ubicación: "Estamos más alejados de la ciudad y ofrecemos privacidad, tranquilidad y discreción. El que quiere exhibir su barco preferirá estar allí y el que prefiera la tranquilidad pues a lo mejor nos elige a nosotros". Además indica que "al estar al sur estamos más protegidos de las tormentas". Por último, hace referencia a la incertidumbre existente respecto a las instalaciones que definitivamente habrá en la Marina Real.

La Marina Real Juan Carlos I intenta

llenar sus 650 plazas

En la dársena deportiva de la Marina Real Juan Carlos I, estos días en los que se ha celebrado la Fórmula 1 los precios de alquiler de los amarres han aumentado considerablemente. Hoy un barco de 35 metros de eslora paga 800 euros, mientras que un día normal, de temporada baja, paga 65 euros. Uno de 30 metros paga 700 euros cuando de normal paga 53. Estos precios varían en temporada baja en la que la Marina, para atraer clientes, realiza ofertas en sus alquileres para rentabilizar sus 650 amarres destinados a barcos de eslora entre 10 y 150 metros, según muestra en su página web. En los alquileres en estancias superiores a tres meses se hace un descuento del 30% y se incluye el consumo de agua y luz para barcos de hasta 15 metros. Si el interesado prefiere dos meses de alquiler el descuento es del 20% y si sólo alquila un mes se le ofrece un descuento del 10%.