Leo en Levante-emv que se quiere convocar un concurso de ideas para reformar (una vez más) la dársena interior de nuestro puerto, hoy llamada por casi todos, Port America's Cup. Como aficionado a la náutica en general, podría dar algunas ideas para dicha reforma y como yo, pienso que bastantes aficionados autóctonos podrían aportar muchísimas más, sin necesidad de pagar sumas desorbitadas a famosos talleres de arquitectura, (verbigracia Foster, Chipperfield, Calatrava, Gehry...), todo esto, sin desmerecer ninguna de sus construcciones.

En estos momentos, ni España, ni la Comunidad Valenciana, ni por supuesto Valencia, están para «echar cohetes», por lo que, en mi modesta opinión, considero que enfrascarse otra vez en gastos semi-superfluos (siempre habrá alguien que diga que generan empleo) no es lo que la mayor parte de la población, (empleados, autónomos, funcionarios, empresarios, jubilados, futuros votantes, parados, pensionistas, etc.), vería con buenos ojos.

Una manera de reutilizar o reciclar parte de las bases de la 32ª/33ª Copa América, (así es como se le ha llamado toda la vida a la susodicha copa, por los aficionados de siempre), podría concretarse en la reconversión de dos o tres de las bases más emblemáticas y aquí podríamos destacar las de Alinghi, Desafío Español, Oracle o Luna Rossa, para convertirlas en museo. Por ejemplo, la de Alinghi, por ser el equipo que apostó por traer la copa a nuestra ciudad (después de abrir las plicas de oferta de todas las candidaturas a sede) podría ser el museo de la 32ª/33ª Copa América, con todo lo que ello conlleva, (pedir a los equipos que donaran parte de lo que emplearon en éstas, para una exposición permanente), incluso pedir/comprar/alquilar uno de los antiguos barcos para dejarlo en exposición, como en la 32ª edición, junto al emblemático «edificio del reloj».

Algunos me rebatirán que ya tenemos la «House of the America's Cup» en el puerto. ¡De acuerdo! Dejémosla donde está, pero ésta es una exposición para centrar al visitante en lo que fue la Copa América hasta que llegó a Valencia, mientras que lo que propongo es un museo de las dos ediciones que se regatearon en nuestras costas.

Otra de las bases (¿BMW-Oracle/ Prada-Luna Rossa?) podría dedicarse también a museo naval de la comunidad, trasladando todas las maquetas de navíos, anclas, aparejos y demás utensilios que deben estar arrinconados en algún recóndito lugar, (vgr. almacenes municipales), llenándose de polvo, cuando no de carcoma. Aún recuerdo cuando, con contenida alegría, pude leer en un artículo de la prensa local que el antiguo museo naval que había en las Torres de Serranos se lo llevaban junto al puerto, a las remozadas Atarazanas, (Reials Drassanes de València). Por fin, pensé, vamos a tener el museo que nos merecemos, con un edificio que no tendrá que envidiar nada a las Reales Atarazanas de Barcelona, al Museu de Marinha lisboeta, al National Maritime Museum de Greenwich, al Nederlands Scheepvaart Museum, (antigua casa de aparejos del almirantazgo en Amsterdam), y por supuesto al Museo Naval de Madrid, pero... nada de nada, el edificio ha servido para casi todo, (actos falleros, cenas, actos culturales, eventos de cualquier tipo, etc.), menos para lo que se debió concebir al hacer la restauración.

La base del Desafio Español-Iberdrola podría acodicionarse como residencia/escuela de náutica para jóvenes, con lo cual estaríamos sentando las bases para futuras generaciones de navegantes, con lo que eso conlleva a nivel de necesidad de amarres para dejar las embarcaciones, (como los garajes de automóviles), puestos de trabajo, tiendas de material técnico, entrar en los circuitos de regatas del Mediterráneo, atraer a ciudadanos de otras comarcas/comunidades que por desgracia no tienen la mar a la puerta de sus casas, etc.

El China Team, (ex Le Defi frances), tiene ubicada su base junto a la lonja de pescadores. Con un poco de buena voluntad se podría reconvertir en una perfecta «casa del pescador», donde los viejos trabajadores de la mar pudieran pasar sus ratos de asueto junto a las embarcaciones en las cuales probablemente habrían navegado.

En fin, no quisiera pensar que esto es una utopía, pero creo que los encargados de promocionar turísticamente a Valencia se habrán dado cuenta en estos seis años, desde 2004 a 2010, que el turismo náutico es bastante importante, (no sólo hablo de los megayates), y que el aficionado de a pie que va a una ciudad a ver una regata casi siempre emplea su tiempo muerto en visitar (si lo hay) el museo maritimo/naval de la localidad. Da igual que sea un buque de la armada retirado, una pequeña casa de pescadores o una antigua zona portuaria al estilo del South Street Seaport de Nueva York, cargando, en un tanto por ciento muy elevado de las veces, con recuerdos en la «shop store». Pero para esto hay que tener gente preparada y con una visión de futuro, ágil de reflejos para utilizar el «tirón» a nivel de ciudad que nos han dado las pasadas Copa América.

Quiza el único problema, aparte de la financiación, es que las autoridades locales apuestan por dos visiones diferentes para la marina: el ayuntamiento, por la edificación en el puerto, y la Generalidad por la F1, y esto es lo que probablemente dé al traste con cualquier atisbo de cordura para relanzar la zona.

En fin, esperemos que los vientos y las mareas nos rolen por barlovento.