A los cabanyaleros no sólo les preocupa el futuro de su pueblo. Los hay que que rinden culto al barrio protegiendo su memoria. Entre ellos están Joan Bosch y Rosa María Alcaina, una pareja de investigadores que lleva 15 años embarcada en un proyecto descomunal: la "reconstrucción" de la vida durante el siglo XIX en el Poble Nou de la Mar, el antiguo municipio que agrupaba los actuales barrios del Cabanyal, el Canyamelar y el Cap de França hasta 1897, cuando fue anexionado por la ciudad de Valencia.

"Buscamos a las personas que vivieron durante esta época, sus calles, sus costumbres, para a través de las fuentes documentales imaginar cómo era su vida", explica Joan en su casa de la Patacona. Para dar forma a esa recreación integral del poblado, Joan -médico en el tiempo libre que le deja su pasión investigadora- y su mujer, Rosa María, no han escatimado horas en todos los archivos de la ciudad. Sus fuentes son diversas: el Archivo Histórico de Valencia, las actas y planos del ayuntamiento, proyectos de edificios privados y públicos, quintas, libros de cuentas, expedientes municipales y también archivos parroquiales y del registro civil.

Según explican los investigadores, una de las patas fundamentales sobre la que se asienta esa recreación del Cabanyal del XIX es el estudio genealógico del viejo poblado marinero. De momento, sus ordenadores contienen aproximadamente 300.000 registros de datos indexados y "más de 45.000 personas registradas y en lazadas" con sus parientes. De algún modo, construyen un gran arbol genealógico del Cabanyal, con todos sus habitantes y los episodios fundamentales de su vida -nacimiento, matrimonios, parientes, oficio, defunción...

Pero, ¿qué sentido tiene este trabajo descomunal, que crece entre las manos y no tiene un final a la vista? La comparación con el peculiar proyecto de la iglesia de los mormones, que elabora un gran árbol genealógico de la humanidad, es inevitable. Lógicamente, en el caso de estos cabanyaleros no existen motivaciones religiosas; más bien, explican, pasión por su pueblo, puro interés antropológico y cultural. "Nosotros pensamos más en un proceso de reconocimiento de nuestra identidad como tribu que fuimos en el siglo XIX, aunque en el fondo el mecanismo sea parecido" al de los mormones, comentan.

De momento, la labor de este matrimonio se ha materializado en la edición de algunos libros para particulares -no han sido publicados con ISBN-, sobre la historia de linajes de la zona como los Camilleri, Alcaina o Higón. "Tenemos ahora mismo en preparación el de Gosálvez, coincidiendo con el 100 aniversario de la construcción de la Lonja y del Casinet", explican, en referencia a Juan Bautista Gosálvez, arquitecto de los edificios.

Dos cabanyaleros con denominación de origen

Hay que querer mucho a tu pueblo para pasar miles de horas revolviendo archivos y procesando documentos y registros destrozados por el paso de décadas y el efecto de incendios o riadas. Así ocurre con este matrimonio, cabanyaleros con pedigrí. En cierto modo, su propia familia es parte destacada de la memoria del lugar. Joan, por ejemplo, es bisnieto de Juan Bautista Gosálvez, el maestro de obras que firmó algunos de los edificios más emblemáticos del Cabanyal, como el Casinet o la Lonja de Pescadores. Rosa María, por su parte, es hija de Rafael Alcaina, que tocaba en un conocido grupo de música del barrio, Los Aztecas, en los años sesenta. Alcaina también fue abanderado del Llevant UD, club de fútbol que, precisamente, tiene uno de sus feudos históricos en el Cabanyal. La saga continúa con uno de los hijos, director de la banda de música del Casinet. J. L. G. valencia