Antes de responsabilizarse de la educación y el cuidado de los 240 alumnos -un centenar interno- del Colegio Imperial de los Niños Huérfanos San Vicente Ferrer en San Antonio de Benagéber, José Ignacio Llópez (Torrent-1969) ha sido vicario parroquial en Ontinyent, capellán militar en las bases de Manises y Bétera y párroco en Gata. Licenciado en Teología, es profesor de la facultad de Valencia y ha participado en tareas pastorales con niños y jóvenes. Ahora, en plenas celebraciones del 600 aniversario de este centro educativo, asume la dirección en sustitución de Enrique Orquín.

¿Qué hace un sacerdote joven dirigiendo esta institución tan antigua?

Cuarenta años en la antigüedad era la edad de la madurez, uno podía ser senador. Eran otros tiempos y otras circunstancias. Éste es un colegio de niños, obviamente muchas veces se nos critica a la Iglesia de ser gente muy mayor en situaciones modernas. La elección de un sacerdote joven para estar con niños es una opción de pedagogía, de ánimo, de estar al lado de ellos.

Un colegio de 600 años ¿cómo se ha ido adaptando al siglo XXI

Es un reto de todos,teniendo en cuenta la historia que es la que es y que nos honra desde su fundación, que queremos recordarla, valorarla, amarla. Es el lugar de dónde venimos y que no tenemos que olvidarlo. En el fondo, son nuestros orígenes y nuestra identidad. Nuestra historia es todo eso. Y que condiciona también nuestro presente. Por eso, adaptarla no es tarea fácil pero sí de enriquecimiento porque podemos aportar algo específico, algo propio, a nuestra sociedad de ahora desde lo que somos. El valor que tiene es el propio de cualquier institución de nuestro tiempo y que, también, quiere ser pionera. Juntar la tradición con la serena innovación.

¿Pioneros en qué?

En unir pasado y futuro, por ejemplo. Fue pionera en atender a los niños huérfanos en la ciudad de Valencia. Y perviviendo en el futuro, de lo cual se deduce que es el único milagro de San Vicente Ferrer que ha perdurado tanto en el tiempo. No es una frase mía pero es una realidad. También significa que queremos atender a los niños de hoy con los criterios de hoy. Innovación serena con la pedagogía propia de nuestro tiempo y con las necesidades de nuestro tiempo.

El papel de la Iglesia en la educación ¿cuál debe ser?

Toda acción evangelizadora es educativa. Eso se lo tendría que preguntar a mi delegado de educación. Yo puedo contestar como director del colegio pero no como pregunta de Iglesia. ¿Cómo lo veo yo? La Iglesia nunca deja de culturizar cuando evangeliza, otra cosa es que podamos estar más o menos de acuerdo. La catequesis es un acto educativo aunque tiene contenidos de fe. El papel de la Iglesia será la educación integral de la persona en la medida en que se lo permita la sociedad civil . En ese sentido, la acción educativa, según los criterios de la Iglesia, continuará haciéndose mientras haya un cura haciendo sermones o haya un religioso que se preocupe haciendo la catequesis. ¿Qué sea legítimo? evidentemente, la Iglesia ha educado. ¿Qué nuestra sociedad tenga otros cauces para educar? también, pero dentro de la pluralidad la opción educativa de la Iglesia puede aportar mucho, ha aportado y puede seguir aportando.

¿La iglesia está actuando como debe, debería ser más contundente, ante los casos de sacerdotes pederastas?

En la actualidad, el protocolo está muy claro. El año pasado, la última instrucción de la Congregación para la educación católica y la doctrina de la fe, respecto de esto fue clara y los obispos toman sus determinaciones. Creo que se está llevando con seriedad y según las exigencias de la situación. Respecto del pasado, me remito a los hechos que conocen todos en prensa, eran otros criterios de actuación, era otra manera de vivir en la sociedad y se actuaba muchas veces desde esos parámetros. Sin poner en tela de juicio la buena voluntad y la presunción de la inocencia. Muchas veces se pone en tela de juicio con opiniones y con expresiones que son producto más de la situación de tensión de un momento determinado que lo que requieren estas cosas. La Iglesia siempre se ha juzgado con más o menos lasitud pero siempre buscando la reforma de esas actitudes, ¿qué tal vez las decisiones no haya sido las menos acertadas? tampoco lo voy a negar. Pero en cada momento se adoptan las decisiones que se creen más justas.