La estación del AVE Joaquín Sorolla abrió ayer sus puertas al gran público, o mejor dicho, al pequeño público, porque han sido niños de 11 y 12 años los primeros que han tenido acceso a estas instalaciones. Entre ayer y hoy serán 1.200 los alumnos que pasarán por la estación, así como algunas entidades sociales entre las que figura la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia.

Fue el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Ricardo Peralta, el que dio la bienvenida a los primeros visitantes y a partir de ahí se sucedieron los grupos y las explicaciones. Sin duda, los trenes y sus velocidades superiores a los trescientos kilómetros por hora fueron la gran atracción para los chavales, aunque también pudieron conocer el funcionamiento de la estación, su carácter modular y provisional o su distribución. Escucharon quizá por primera vez palabras como sostenibilidad, concepto que domina toda la construcción, o policarbonato, el material del que están hechas las paredes.

Todo a mano

En realidad, la estación es fácil de explicar. Se trata de una infraestructura sencilla, luminosa y muy funcional. Cuando uno entra por la calle San Vicente, junto al edificio de Correos, encuentra una puerta principal con un aparcamiento de pago a la derecha y una parada para 120 taxis, a la izquierda.

Ya dentro del edificio, el viajero encuentra un primer vestíbulo con una pequeña zona comercial, el acceso desde el aparcamiento, la sala de autoridades y la cristalera de acceso al "hall" de la estación. Aquí llegan las seis vías del AVE distribuidas en un andén central de 400 metros de largo y dos laterales de 200 . También están los controles de seguridad y la zona de embarqué, incluida su propia zona comercial.

Justo enfrente de las vías está la sala de venta de billetes con las oficinas arriba. Y a un lado y a otro más tiendas y restaurantes, pues en total hay 21 locales, la mayoría ya reservados. En el lado de la izquierda, los establecimientos se reparten por un largo pasillo que sirve, además, de salida natural para los viajeros que llegan a Valencia. Al final se encuentra la parada de taxis y también la parada del autobús-lanzadera que unirá la estación Joaquín Sorolla con la Estación del Norte.

El edificio, al fondo, también alberga dos vías de ancho ibérico adonde llegarán los trenes que van para Castelló. Previamente habrán pasado por el intercambiador de vía y pararán allí para seguir camino hasta la Plana.