Coherencia histórica. Eso es lo que pidieron ayer los autores del monográfico sobre indumentaria del "Llibre Faller", el libro oficial de las Fallas 2012, durante la presentación de la obra en el Centro La Beneficiencia de Valencia. Los expertos criticaron que en los trajes de valenciana -"los de fallera, con espolín, sólo los llevaba el 1 % de la población", explicó Vicente Ferrandis, vicepresidente de la Asociación Valenciana de Indumentaristas- se mezclen elementos de distintas épocas. "La idea que tiene que salir de este acto es que se da una importante mezcla de épocas que no es correcta", señaló Francisco Zanón, coleccionista de joyería histórica, que indicó que en muchas ocasiones "los diseños de las telas de las faldas no corresponden a la época del diseño de la falda en cuestión". "Parece que ahora para que se vea el dibujo la tela tiene que estar extendida", dijo.

Precisamente uno de los temas candentes respecto a la indumentaria valenciana de cara a las siguientes Fallas es el vuelo de las faldas. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, aseguró durante la presentación de la exposición sobre indumentaria valenciana en el Museo de la Ciudad que los trajes de fallera debían de tener poco vuelo y ser cortos. En este sentido, Victoria Liceras, presidenta de la Asociación Valenciana de Indumentaristas y organizadora de la exposición, dijo que el traje actual "ya tiene 80 años, por lo que no hay que volver atrás". Eso sí, achacó el "excesivo" vuelo de las faldas actuales a la necesidad de los ahuecadores porque "las telas pesan muchísimo y acaban tapando el dibujo". En su opinión, el problema es "del mercado" porque no se encuentran telas más ligeras. "Tienen tanto vuelo porque se dan telas de 1,40 metros a tres caídas", indicó. Liceras hizo hincapié en que el dibujo "tiene que verse al moverse, no hay necesidad de que vayan como una lámpara". En términos similares se expresó Vicent Ferrandis, coleccionista de indumentaria, que señaló que debajo de las faldas "sólo deben ir enaguas": "Hay gente que parece una campana".

Fermín Pardo, experto en etnología y autor del artículo en la monografía sobre las faldas, indicó que en el siglo XVII la prenda no tapaba los pies, por lo que si lo que se quiere es "reproducir esa vestimenta, la falda no debe ir al suelo". El aumento de la longitud de la misma se dio en el siglo XIX. "La tradición dieciochesca isabelina es la que hace que las faldas tapen los pies", comentó. Pardo también dijo que le resulta "chocante" ver a falleras "con un delantal grande y adornado". El delantal, así como los pañuelos, es otro de los elementos polémicos porque tradicionalmente, "el pañuelo tapaba el pecho". "No deberían verse tantos escotes", remachó.