Sin ninguna prestación por desempleo, a Ernesto José Lérida ya no le queda ni para poner gasolina a su coche para continuar buscando talleres en los que encontrar trabajo como soldador. Tras tres años parado, el único ingreso del que dispone es la pensión de viudedad que recibe su madre, "unos 500 euros". Su bicicleta era lo único que tenía este vecino del Cabanyal para moverse por los polígonos industriales de la ciudad. No obstante, el pasado 28 de febrero la policía se la llevó debido a que la había dejado atada a una señal junto a la casa de su madre.

"¿Para eso está la policía, para llevarse una mísera bicicleta que no molesta a nadie? Hay que ser miserable". Ernesto todavía se muestra indignado, sobre todo al mostrar el lugar en el que dejó la bicicleta y ver que hay un coche aparcado encima de la acera. Y no es el único. "Lo que pasa es que la policía no se atreve a llevarse los coches mal aparcados de los que trafican con droga", asegura.

No es difícil encontrar cerca de su casa vehículos de alta de gama estacionados sobre la acera. Un corto paseo por las calles que rodean su vivienda basta. El vecino del Cabanyal insiste: "Es siempre así y la policía no hace nada".

Ernesto se ha resignado ahora a buscar trabajo únicamente a través de internet. Sin embargo, ha de conectarse en la biblioteca pública puesto que no puede asumir el gasto de tener red propia. "Si ya apenas salgo con mis amigos porque no puedo ni pagarme una cerveza..." Lo único positivo de su caso es que la tragedia del desahucio no es una amenaza: "Menos mal que mi casa está pagada, que es una casa de mi familia de toda la vida. Me planteo alquilarla e irme a vivir con mi madre, pero a ver quién encuentra un inquilino que pague".

Tras finalizar la vuelta por el barrio, Ernesto descubre que vuelve a haber un coche mal aparcado sobre la acera, junto a la señal de donde se llevaron su bici. "Si es que al final siempre nos hacen pagar a los que menos tenemos".