La llegada de la prensa en el siglo XIX ocupó la función que hasta la fecha había desarrollado el cronista oficial de los pueblos y las ciudades. Pese a esta pérdida de rol tan importante, esta figura histórica que data del siglo XIII se ha mantenido en muchos municipios como emblema y está representada por personas de gran altura científica. Lo conocido en la antigüedad como el sabio. Valencia, una ciudad con casi dos milenios de historia no dispone en la actualidad de este referente desde el año 2000, cuando falleció el poeta e historiador Santiago Bru (Sagunto, 1921-2000).

Bru había ocupado este cargo desde 1973, que compaginaba con el cuidado del archivo municipal. En la plaza de archivera, Encarna Furió fue quien sustituyó al insigne saguntino, aunque no continuó con el cargo de cronista oficial, que, al contrario que otras ciudades como Castelló, Alicante o Xàtiva, se quedó vacante. Furió se jubiló el pasado año tras casi 12 como responsable del Patrimonio y la historia de la ciudad.

En octubre del año pasado la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales realizó su encuentro anual en Valencia, concretamente en el salón plenario de Ayuntamiento. En esa reunión, la asociación instó a la ciudad a recuperar esta figura, una reclamación que viene haciendo el presidente de la Associació de Cronistes del Regne de Valencia en boca de su presidente, Francesc Montblanch, desde hace años.

El pleno del Ayuntamiento de Valencia es quien puede nombrar al cronista oficial de la ciudad. Para ello, debe haber una petición del equipo de Gobierno, aunque lo normal es que se llegue a un acuerdo de todas las fuerzas políticas. Y es que esta figura suele estar ocupada por una persona de una gran trayectoria científica y de gran talla intelectual.

El cronista oficial tiene en muchos municipios rango de concejal y tiene derecho a acudir a los plenos y a los actos institucionales como un cargo electo más. Eso sí, no tiene ningún voto vinculante y tampoco cobra. El cargo es vitalicio y sólo queda vacante tras el fallecimiento o renuncia del elegido. En la antigüedad, el cronista de la ciudad narraba el día a día de la misma aunque con la aparición del periodismo su función se acotó al asesoramiento en materia de historia, patrimonio y referentes de los municipios.

Antonio Gascó, cronista oficial de Castelló, relata como su opinión en unas obras cerca de la concatedral de Castelló permitieron "salvar" un cementerio medieval cuando el actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, era alcalde de la capital de La Plana. "Tuvieron en cuenta mi opinión, así como la de la Universidad, y se pararon temporalmente las obras hasta realizar las excavaciones", explicó. Sin querer usurpar la función al mundo académico, el cronista es un interlocutor accesible para ponerle cara a la historia de la ciudad.

Santiago Bru i Vidal, el último cronista de la ciudad de Valencia

Santiago Bru (1921-2000) fue cronista oficial de Valencia desde 1973 hasta el año 2000, cuando falleció repentinamente. Doctor en filosofía y Letras dedicó su vida a la historia y la poesía, área en la que recibió el Premi de les Lletres Valencianes. Fue también cronista oficial de Sagunt, cargo que simultaneó con el de la ciudad de Valencia. Publicó más de una 20 de obras entre poesía, arqueología e historia y presidió la asociación de cronistas oficiales del Reino. levante-emv valencia

Barberá baraja nombrar a Francisco Pérez Puche

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, baraja el nombramiento del miembro del Consell Valencià de Cultura y autor de varios libros de historia sobre la ciudad Francisco Pérez Puche para ocupar el puesto de cronista oficial que quedó vacante tras el fallecimiento de Santiago Bru en el año 2000. Barberá vio apropiada esta candidatura tras proponérsela el director de Levante-EMV, Ferran Belda, en un encuentro reciente en el que también estaba el propio Puche. s. p. valencia