El aspirante a presentarle batalla a Ximo Puig en primarias Toni Gaspar llegó, acompañado de algunos de sus colaboradores, a la sede socialista de Marítim a las 19.30 horas sin saber si le permitirían dar su charla sobre las elecciones internas en el partido. El veto a su intervención, denunciado la semana pasada por Gaspar, no se consumó. Pudo entrar y dirigirse a militantes y simpatizantes, que llenaron la sede. La dirección de país, el propio Puig en declaraciones a este diario, y la local, que comanda Joan Calabuig, se mostraron contrarios a la prohibición de que Gaspar pudiera ejercer su derecho a expresarse. Y el secretario de Marítim, Pablo Ruiz, consumó la rectificación y autorizó la charla. Se ofreció a presentar a Gaspar y de paso aprovechó para negar cualquier intento de censura e insistió en que el problema es que no se convocó el acto pasando por la ejecutiva, como procede. En junio, la dirección de Marítim -cuna del lermismo y en la que milita el propio expresidente de la Generalitat- aprobó la charla sobre primarias sin poner nombre al invitado. El problema surgió cuando el vicesecretario de esa sede, Juan Carlos Fitor, comunicó que el protagonista de esta conferencia sería Toni Gaspar.

Durante su intervención de ayer, el también alcalde de Faura y diputado provincial apostó por unas primarias a doble vuelta para el caso de que ninguno de los candidatos supere el 50% de los votos. Esta propuesta la llevará a la conferencia política del PSOE, que se celebrará en noviembre y fijará las reglas del juego en el proceso de elección de candidatos. Gaspar subrayó que las primarias han de garantizar sobre todo la "transparencia" y la igualdad entre los aspirantes. En el documento que llevará a la conferencia del PSOE también se incluirá una moción para que solamente se pueda acceder a la condición de candidato con la firma de los afiliados, lo que significaría excluir las vías de ser aspirante con el aval de los órganos de dirección. Actualmente se pide el 15% del censo, pero el congreso federal de Sevilla apostó por reducir al 10% las firmas necesarias, extremo que se tratará en la conferencia política.