El Consorcio Valencia 2007 ha rechazado la posilibidad de instalar en la Marina Real Juan Carlos I un club náutico para deportistas y millonarios rusos. Hace medio año el presidente del Yacht Club of Saint-Petersburg se reunió con representantes del Consorcio Valencia 2007 para plantearles la posibilidad de «quedarse» la marina norte para instalar allí el Mediterranean Russian Yacht Club.

Atraidos por el buen clima y por haber sido la sede de la Copa del América, los rusos pensaron en Valencia para poner en marcha un club deportivo basado en el modelo del «Yacht Club Costa Smeralda». La sede de esta club deportivo italiano se encuentra en la isla de Cerdeña, concretamente, en Porto Cervo, un exclusivo y paradisíaco enclave, rodeado de mansiones, al que sólo se puede llegar en barco y al que acuden ricos y famosos de medio mundo, entre ellos, el magnate Flavio Briatore. El Yacht Club Costa Smeralda fue fundado en 1967 por el Aga Khan, ha participado en algunas ediciones de la Copa América y ha organizado varios eventos náuticos internacionales.

El proyecto del club náutico ruso, sin embargo, no tiene encaje en el plan de usos del Consorcio Valencia 2007 y así se trasladó a sus impulsores. Lo que «se nos planteaba era acotar y cerrar la marina norte para uso exclusivo» de los socios del citado club, apuntaron fuentes del Consorcio Valencia 2007. La propuesta suponía «amputar», privatizar esa parte de la marina. «Les explicamos que teníamos que garantizar el uso público y social en todo el ámbito de la marina». Además, el Consorcio esta sometido a la ley de contratos y las concesiones deben salir a concurso público.

La propuesta de los rusos, añaden fuentes del Consorcio, no es equiparable a la que han hecho otros empresarios como Juan Roig para instalar un centro de formación en las bases o la del club de playa por el que se ha interesado, entre otros, Manuel Broseta. Estos proyectos no cierran calles ni espacios públicos al ciudadano, matizan fuentes del Consorcio.

El plan especial de la marina real, en proceso de resolución de las alegaciones por parte del Ayuntamiento de Valencia, asigna un uso terciario a la mayor parte del suelo edificable de la dársena, el «nuevo barrio» de la ciudad donde podrán instalarse restaurantes, zonas comerciales y hoteles. A partir de la explotación de los espacios construidos para la Copa del América, infrautilizados desde que concluyó la regata, el Consorcio tiene que obtener beneficios para pagar unas deudas cercanas a los 400 millones de euros al Instituto de Crédito Oficial.

La marina norte, donde el club ruso quería instalarse, se encuentra en estos momentos al 70% de ocupación y en la misma hay dos concesiones en vigor, la de un restaurante y una gasolinera.

Ante las restricciones en la dársena, los rusos se llevaron el proyecto al Real Club Naútico, al que plantearon un proyecto para construir un centro deportivo de alto rendimiento para entrenar a deportistas de cara a las próximas citas olímpicas. El Club Naútico, en un principio, aceptó la propuesta como balón de oxígeno antes sus dificultades económicas. Sin embargo, la junta directiva acaba de presentar su dimisión ante el rechazo de la asamblea de socios a la oferta rusa.