Las heridas no cicatrizan en el Cabanyal. Así lo quisieron escenificar ayer los vecinos y colectivos contrarios a la prolongación de Blasco Ibáñez en el pleno ordinario en el que el PP aprobó en solitario la exposición al público de la nueva versión del plan de reforma interior (pepri). Los vecinos fueron los protagonistas del pleno, en el que tomaron la palabra tres colectivos que, de forma unánime, pidieron al gobierno local que retire el plan porque a «sigue siendo expolio» y promueva un proyecto de rehabilitación integral del barrio desde el consenso ciudadano.

La oposición en bloque (PSPV, Compromís y EU) votó en contra de la propuesta de adaptación de la alcaldesa, Rita Barberá, que mantiene viva la idea de la gran avenida hasta el mar, a través del conjunto histórico del Cabanyal, aunque con menos derribos y modificando las alineaciones para ajustarse a la trama histórica.

Con el nuevo plan, el gobierno del PP intenta ajustarse a los requerimientos de la orden del Ministerio de Cultura de 2009 que declaró expolio la prolongación de la avenida y con ello desbloquear las licencias urbanísticas. Tras la aprobación del punto, los vecinos se pusieron en pie en sus palcos y se pintaron las caras de rojo como símbolo de protesta y para evidenciar que «la herida en el barrio sigue abierta», según explicó la presidenta de Salvem el Cabanyal, Maribel Domenech. Tras el debate del punto, los vecinos se concentraron con pancartas y cacerolas en la plaza del Ayuntamiento.

La Asociación de Vecinos Pavimar acusó al ayuntamiento de «querer destruir» el «último conjunto de pescadores» de la ciudad. El arquitecto y presidente de la Asociación Cabanyal-Canyamelar, Vicente Gallart, advirtió durante su intervención en el hemiciclo de que el pepri «desfigura y altera» el conjunto histórico del barrio. Gallart definió la modificació del plan de Barberá de «chapuza». Representa, dijo, el «mismo expolio que el anterior solo que antes usaba un hacha y ahora un cúter».

En el mismo sentido, Mar Villora, en representación de Salvem el Cabanyal y de 17 años de edad, explicó que los jóvenes del barrio están «cogiendo el testigo» de las reivindicaciones de sus abuelos. Lamentó que el pepri del Cabanyal se haya convertido en un proyecto «tan personalista que ha dejado de ser racional».

En el debate político, el concejal socialista Vicent Sarrià aseguró que el plan es una propuesta «onerosa económicamente», que «aplaza» una solución dialogada y definitiva al barrio. Sarriá recordó al PP que «rectificar es de sabios» y solicitó la retirada del plan. En los pasillos del hemiciclo, instantes antes del pleno, el portavoz socialista, Joan Calabuig, se comprometió a retirar el plan si gobiernan.

En los mismos términos que hizo esta semana la organización estadounidense World Monuments Fund, el portavoz de EU, Amadeu Sanchis, aseguró, que la modificación que propone Rita Barberá es un «expolio bajo otro nombre». En su intervención en el pleno aseguró que el nuevo plan «no tiene ningún encaje legal».

El portavoz de Compromís, Joan Ribó, calificó la modificación del plan como «maquillaje» y, a nivel económico, un proyecto «impresentable, opaco y chapucero». Ribó como Sanchis criticaron la aprobación del proceso de exposición pública en pleno mes de agosto y también reclamaron la retirada del plan.

El vicealcalde, Alfonso Grau, recriminó a los socialistas que se opongan a la prolongación de Blasco Ibáñez cuando ellos la calificaron de irrenunciable cuando gobernaron. Grau aseguró que el PP quiere «el bien del barrio» y sacarlo de la paralisis.