¿Se debía haber celebrado la «cremà» el jueves por la noche en la plaza del Ayuntamiento a tenor de la lluvia de pavesas incandescentes que atemorizó a autoridades e invitados en el balcón? La respuesta no es fácil, pues la intensidad del viento fue variable durante la noche. A las 23 horas, cuando se quemó la falla infantil, el viento apenas causó problemas y los bomberos controlaron el fuego y sus chispas sin problemas. Pero los 22 metros de altura del león de la falla grande dificultaron mucho la operación y el viento sopló con más fuerza. Tras entrar en combustión por dentro, la falla ardió con potencia casi de repente, lo que unido a los manguerazos para controlar el fuego, provocó una gran lluvia de peligrosas pavesas que duró 15 minutos y que alcanzaron a la fallera mayor y la alcaldesa, entre otros. j. b. roig valencia