El Ajedrez del Virrey es un proyecto muy especial para mí. Como otros trabajos del historiador de ajedrez José A. Garzón (Chelva, 1963) he tenido la fortuna de conocer la obra en su proceso de gestación. Cuando Garzón me comentó su propuesta de renovación del ajedrez, de un cambio de sus reglas, más o menos inalterables en los últimos cinco siglos, que presenta, razona y justifica en el libro, quedé profundamente impresionado.

Recordemos que Garzón es hoy en un día uno de los especialistas mundiales en Historia del Ajedrez, y sus trabajos, especialmente los libros En pos del incunable perdido (2001) y El regreso de Francesch Vicent. La Historia del nacimiento y la expansión del ajedrez moderno (2005), han permitido acreditar internacionalmente el origen valenciano del ajedrez moderno. En 2012, culminó con dos grandes estudiosos catalanes, Josep Alió y Miquel Artigas, un proyecto capital y largamente ansiado, el Nuevo Ensayo de Bibliografía Española de Ajedrez.

Se preguntarán ustedes por qué ahora, en pleno siglo XXI, precisamente él, y desde Valencia, propone un cambio de normas del milenario juego. Garzón lo explica, desde su conocimiento y respeto de la historia del noble juego, en la introducción de la obra. En plena era tecnológica del ajedrez, el papel de los ordenadores en la preparación de las partidas es hoy determinante, desvirtuándose notablemente la esencia del juego, con un serio retroceso en la parte artística, creativa e imaginativa, es decir, languidecen los rasgos más genuinamente humanos. En última instancia, la razón de su propuesta es ni más ni menos que completar la reforma del ajedrez emprendida en Valencia a finales del siglos XV, y que se atrapa en dos excelsos textos valencianos como son Scacs d´amor (Fenollar, Vinyoles y Castellví: Valencia, c. 1475) y el célebre libro del segorbino Francesch Vicent, impreso en Valencia el 15 de mayo de 1495. Por esta razón el libro se ha presentado tanto en Segorbe como en Valencia.

Yo que conozco muy bien a José Antonio, sé a ciencia cierta el espíritu que impulsa a esta iniciativa: su honradez intelectual, la certeza de que es el momento de tomar ese camino „ en vez de disfrutar plácidamente de su bien labrado prestigio„, que muchos verán riesgoso, pero para Garzón tomarlo es tan solo una cuestión de principios.

La revolución pendiente: el destino final del modesto peón. La gran revolución del ajedrez moderno impulsada desde Valencia derivó del nacimiento de la nueva dama o reina poderosa. Según explica Garzón, consecuencia de las nuevas normas, se introdujeron otros cambios menores, como era la norma relativa a la promoción del peón.

En su libro, Garzón demuestra, tras un intenso análisis de los quince siglos de historia documentada del ajedrez, que esta norma nunca ha tenido un verdadero consenso, especialmente en las cinco centurias de práctica del ajedrez moderno. También nos ofrece una ilustrativa síntesis de las propuestas más representativas de modificación del juego que se han planteado a lo largo de los siglos, mereciendo un lugar de privilegio el ajedrez aleatorio de Bobby Fischer (a quien Garzón dedica la obra), que sorprendentemente tiene un antecedente, creado por el mismísimo Vicent, en Valencia, a finales del siglo XV.

Con esta justificación histórica llega la modalidad del estudioso valenciano. Propone un pequeño cambio, que sin embargo lo cambia todo. Garzón introduce la novedad por la que el peón no corone, como en nuestros días, en la pieza que elija el jugador „normalmente dama o reina, por ser de largo la más poderosa„, sino que esta promoción venga determinada por el rango de la pieza que ocupa, en la posición inicial, la columna de promoción. Así el peón se transformará en torre, caballo, alfil, dama... pero al llegar a la columna del rey aparece un inesperado problema y una solución genial y vitalizadora del juego: en este caso el peón corona en una pieza que tiene el movimiento del rey pero que puede capturarse: asistimos al nacimiento del Virrey; con esta denominación rinde un homenaje a Valencia al evocar a la alta magistratura política de nuestra historia.

A petición del autor, mi pequeña contribución a la obra ha sido el diseño de la nueva pieza, siguiendo el esquema por él trazado. Nuestro amigo Vicente V. Aliaga, tornero y uno de los últimos lutiers valencianos, ha creado un primer prototipo del virrey.

En suma, El Ajedrez del Virrey, es una propuesta respetuosa con la gran reforma valenciana del siglo XV, a la que completa, adaptándola a la praxis del siglo XXI, y como dice el autor «hará las delicias de todos aquellos que aún piensan que el ajedrez es ante todo un arte, y la región artística hacia la que les dirigimos sigue siendo patrimonio exclusiva del hombre».