Seis hectáreas de parque natural arrasado, un trabajo ininterrumpido de 24 horas para extinguir el fuego y una zona afectada donde se han perdido especies como el palmito, el lentisco, pino carrasco, mirto y el enebro marino. El Cuerpo de Bomberos de Valencia dio ayer por extinguido (a las 19.30 horas) el incendio que se declaró el pasado jueves en el corazón de la Devesa del Saler y que, en principio, pareció un asunto menor por la rápida actuación de los cuerpos de emergencia y seguridad. Por ello, mientras muchos respiraban tranquilos el primer día (el fuego se dio por controlado en menos de dos horas), ayer se echaban las manos a la cabeza. Aún así, el Ayuntamiento de Valencia no cesó ayer en dar las gracias a los bomberos porque su rápida actuación «ha evitado un desastre mayor». La Guardia Civil y agentes forestales investigan ahora el origen de las llamas.

El fuego se divisó enseguida desde la playa y los bañistas alertaron al 112 con rapidez. Sin embargo, el fuerte viento de poniente hizo estragos. El incendio se extendió desde el Camino Viejo de la Mallada Redonda hasta las primeras dunas de la zona de los Hierros. En principio se estimó que el área afectada era de una hectárea aunque ayer las autoridades sumaron cinco más. Las llamas afectaron a zonas de dunas, maquia litoral, saladares y maquia arbolada. Eso sí, las llamas no dañaron la única duna que no resultó afectada por el intento de urbanización de la Devesa, la conocida como el Muntanyar de la Rambla.

El concejal de Conservación de Áreas Naturales, Sergi Campillo, visitó ayer la zona junto a los técnicos del servicio de Devesa-Albufera y aseguró que las especies arrasadas por el fuego son «importantes para el mantenimiento de la diversidad biológica de la Devesa. Muchas de las especies quemadas volverán a brotar en pocos meses, excepto algunas como el pino carrasco o el enebro marino». «Siguiendo los consejos técnicos, vamos a dejar que la zona se recupere de forma natural. Para ello vamos a encintar el perímetro para que nadie entre. Después del primer año evaluaremos la regeneración natural, se eliminarán las ramas quemadas y, en caso de necesidad, introduciremos las especies que no vuelvan a brotar, como el pino carrasco y el enebro marino», explicó.