El alcalde de Valencia, Joan Ribó, y el presidente de la Autoridad Portuaria, Aurelio Martinez, avanzaron ayer en asuntos fundamentales para mejorar la no siempre bien avenida relación puerto-ciudad. La APV, según explicó ayer Ribó, al término de la primera reunión celebrada ayer del comité de asesor creado por el consejo de administración de la APV para trabajar en la integración puerto-ciudad, va a estudiar el traslado de la rotonda para tráfico pesado construida por el puerto sobre la antigua desembocadura hacia el mar para «liberar espacio» en la frontera con Natzaret. Esta rotonda, explicó Ribó, «bloquea la conexión», a través de un nuevo vial para bicicletas y peatones, que demandan los vecinos de Natzaret para conectar el último tramo del Jardín del Turia con el barrio y la Albufera. El alcalde, que mantiene su idea de recuperar la desembocadura histórica, actualmente ocupada por dicha rotonda portuario, explicó ayer que todavía está por concretar como se resolverá esa desembocadura si con un puente o con otra rotonda. Ribó recordó que Natzaret ha sido un barrio muy castigado por la expansión portuaria, que provocó la pérdida de su playa en los años 80 del siglo pasado, y «tiene que ser compensado con nuevas zonas verdes».

El actual presidente de la APV, más sensible a las reivindicaciones de la ciudad, se ha mostrado partidario de recuperar la desembocadura pero no la antigua, porque a su juicio no tiene sentido que el río acabe en una dársena portuaria, sino desviándola a la marina real Juan Carlos I.

En la reunión de ayer se retomó un proyecto cultural recurrente y que nunca a cuajado: la creación de un museo marítimo. El alcalde anunció que el comité asesor, formado por representantes de la APV, la Generalitat y el ayuntamiento, ha encargado a un experto la redacción de un anteproyecto para impulsar la puesta en marcha de este museo. Para Ribó la ciudad «necesita un museo marítimo». Para su ubicación se barajan varios emplazamientos, entre los que estarían los Docks comerciales, los tinglados de la Marina Real Juan Carlos I, uno de ellos decido a la ciudad y los otros dos pendientes de cesión, la Lonja de los Pescadores del Cabanyal y las Atarazanas, un edificio gótico restaurado hace años dedicado a uso expositivo pero al que se le ha criticado la falta de contenido.

Las Atarazanas, un edificio de origen medieval destinado a la construcción y reparación de embarcaciones, a la guarda de aparejos marítimos, así como al almacenamiento de las mercancías que llegaban a la ciudad, está ubicado en el barrio del Grao. Pese a su valor simbólico y a su importancia histórica y arquitectónica el edificio pasa casi desapercibido oculto detrás de los bloques en altura de J. J. Dómine. Ser la sede del Museo Marítimo de Valencia lo convertiría en un nuevo polo de interés turístico.

En la misma línea, la ubicación de un museo marítimo, una dotación cultural cuya puesta en marcha ha sido aconsejada en repetidas ocasiones por el Consell Valencia de Cultura y que existe en ciudades como Barcelona, Bilbao e incluso Madrid, supondría un revulsivo para la atracción de visitantes al barrio del Cabanyal, donde se barajarían como posibles ubicaciones la Lonja de Pescadores. El futuro de este edificio, que se ha salvado del traslado al anularse la prolongación de Blasco Ibáñez, está por definirse. La Lonja está habitada y es propiedad privada. Este edificio, junto con la Casa dels Bous y la fábrica de Hielo constituyen el triangulo de oro del patrimonio histórico del barrio del Cabanyal.

Otras ubicaciones que se barajan quedarían dentro de la marina real. Se trata de los tinglados, posiblemente el 4 y 5 por tratarse de dos edificios anexos que podrían albergar un museo de grandes dimensiones. El principal problema de estos edificios es su mal estado. El ayuntamiento los cedió a la Generalitat para la celebración de la Fórmula 1, en concreto, para albergar los boxes. La Generalitat ha anunciado ahora que devuelve los tinglados a la ciudad. Los tinglados urgen una rehabilitación para poder albergar nuevos usos.

Ribó aseguró ayer que las ubicaciones barajadas van desde Natzaret a la Malva-rosa y explicó que ya se ha encargado a un experto la redacción del anteproyecto. En función del tipo de proyecto que se presente, seguramente se irá a una instalación más «interactiva» que de exposición de grandes barcos, se decidirá la ubicación. Otro de los espacios que se han barajado en varias ocasiones para albergar el museo son los Docks, en la marina real, que actualmente funcionan como discoteca y por el que también está interesado un grupo inversor para la construcción de un casino.

Ribó también anunció que en 2016 se llevarán a cabo tres exposiciones con mapas, planos y documentos antiguos en los barrios de Natzaret y Malvarrosa en la línea de «dignificar» estos barrios marítimos.