sSon muchas las personas que esperan con impaciencia las rebajas para acudir emocionadas a buscar prendas de temporada a buen precio. Resulta sorprendente comprobar que son capaces de vaciar sus armarios cada temporada y sin remordimiento se desprenden de todo aquello que ya no se van a volver a poner, sin duda se trata de la mejor manera de así les quepa todo lo recién comprado. A ella le viene a la cabeza la Oda al Traje de Pablo Neruda, en la que el poeta, cada mañana, agradece a su traje su fidelidad infatigable, «Por que cada día te saludo con reverencia y luego me abrazas y te olvido, porque uno solo somos y seguiremos siendo». El poema evoca un tiempo en el que un mismo traje servía para el casamiento y para la mortaja, y recrea situaciones propias de un pasado remoto que hoy casi nadie recuerda. En cambio en la actualidad se acostumbra a renovar el vestuario por el gusto de cambiar y de vestir a la moda..
Tampoco comprende ella como se pueden tirar cuadernos con la mayoría de las hojas sin usar, revistas sin leer, incluso hay quien es capaz de tirar libros a un contenedor. A ella, en cambio, se le amontonan los periódicos a la espera de que llegue un rato para poder leer aquellos artículos de opinión que exigen mayor concentración, y no le gusta prestar libros, más de una vez ha tenido que comprarlos de nuevo, ya que demasiadas personas olvidan devolver los libros prestados.
Como Eduardo Galeano, piensa que ella también viene de un tiempo en que las cosas se compraban para toda la vida, por eso le sorprende tanto que sus hijos le insistan en que cambie los muebles del salón, esos en cuyos cajones guarda desde hace años mantelerías de hilo bordadas a mano, la mayoría sin estrenar. Hace años comprar unos muebles era una inversión, se elegían para que durasen años. Hoy los jóvenes compran muebles baratos, de un diseño sencillo y que se montan en casa, en cambio invierten mucho en televisores con grandes pantallas, ordenadores de nueva generación y sofisticados aparatos de música. Un significativo cambio de prioridades, aunque lo cierto es que esos objetos se quedarán anticuados tan pronto que al año siguiente se anunciarán otros aparatos con nuevas prestaciones.
En la actualidad el consumismo ha impregnado tanto nuestro estilo de vida que todo empuja a comprar productos de usar y tirar, no importa tanto su calidad pues serán pronto cambiados por otros. Hasta hace unos años sólo derrochaban los ricos, a ellos les encantaba echar el resto para poder presumir, mientras que en las familias humildes, todo se guardaba para utilizarlo de nuevo. En las familias numerosas, como la suya, lo normal era heredar la ropa de los mayores y con frecuencia se alargaban las mangas de los jerseys y se sacaba el dobladillo para alargar las faldas. Seguramente por todo eso guarda con tanto cariño las cosas que le evocan momentos felices . Como le sucedía a uno de los personajes de Luis Landero, le encanta acariciar cada noche sus recuerdos como un avaro acaricia sus monedas de oro. A fin de cuentas lo más valioso que tenemos son los sueños y los recuerdos, cosas que por fortuna no son de usar y tirar.
