La ciudad de Bruselas tiene en sus manos una oferta para que le planten una falla. Así se la presentaron el eurodiputado Jordi Sebastià y la directora general de relaciones con la UE, Regina Laguna, a la responsable de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Bruselas, Ruth Briz. Con un Libro Fallero por medio también. El proyecto está basado en un objetivo doble: hacerse notar en fechas previas a la posible declaración como Patrimonio de la Humanidad (se haría en verano) y como muestra de buena voluntad «para recuperar el espíritu multicultural y alegre de Bruselas, apagado por los lastimosos atentados».

La oferta consiste en plantar la Gran Place, un espacio que también es Patrimonio de la Humanidad (en este caso, Material) y acompañarlo de gastronomía y pasacalles. Hace unos años, la fiesta de la Mare de Deu de la Salut de Algemesí también se promocionó antes de su declaración en la misma plaza. La idea fue presentada por el eurodiputado de Compromis a iniciativa del concejal Pere Fuset. No será fácil, en todo caso, conseguir la aprobación del proyecto por las dudas que puede suponer plantar en un espacio teóricamente protegido y, sobre todo, por el estado de ánimo en la ciudad. Con todo, el proyecto está ahora en manos del consistorio belga. La reunión debió celebrarse hace un mes con el alcalde, pero fue cancelada por éste. Después se supo que éste, ese día, estaba coordinando la detención de Salah Abdeslam.

No sería la primera vez que las fallas se plantan y queman en Bélgica con motivo de una celebración especial. En 1985, con motivo de la feria Europalia, se plantó una falla de Manolo Martín. No siempre ha habido tanto éxito. La realizada en 1989 para el Instituto Francés de Valencia, acabó siendo derribada, que no quemada, por la falta de confianza que inspiraba en las autoridades francesas. Hace dos semanas, la ciudad sueca de Gotemburgo tampoco permitió quemar la hoguera plantada por la ciudad de Alicante.