La ciudad de Valencia firmó ayer un convenio de colaboración con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para convertirse en foco de difusión de sus políticas de buenos hábitos de alimentación y potenciar las iniciativas en el ámbito agrario y en materia de sostenibilidad. Se trata del primer acuerdo de este tipo que firma la institución con una ciudad en concreto. El acuerdo, firmado en Roma, ha sido suscrito por el alcalde Joan Ribó y el director general de la FAO, José Graziano da Seilva, ante representantes de la embajada española en Italia y los concejales de Comercio, Carlos Galiana, y la de Agricultura y Horta, Consol Castillo. Ribó mostró su preocupación por el abandono de la huerta valenciana «una de las mejores del mundo», mostrando su determinación para revertir esa situación y potenciar la agricultura de autoconsumo.

Tras el acto, Ribó anunció que el Gobierno local iniciará durante la próxima semana tanto el calendario de actividades como la ronda de contactos con otras ciudades a nivel nacional e internacional para que apoyen esta iniciativa.

El primer edil ha subrayado la ilusión con la que el consistorio afronta el reto de ser difusor de las políticas de la FAO. «Es una tarea que nos ilusiona, a la que nos hemos comprometido y estamos seguros de que podremos ayudar y ser ayudados por muchas ciudades», manifestó.

Por ello, explicó que el objetivo principal de Valencia en esta labor es «primero aprender muchísimo de la FAO», una organización de la ONU «con muchísimos años de experiencia (en alimentación) que nosotros no tenemos». Y luego establecer redes de conexión con otras ciudades que hayan iniciado tareas «en sentido paralelo pero en la misma dirección» de tratar de mejorar las costumbres alimentarias en el mundo globalizado». En definitiva: «poder aprender nosotros de ellas y ellas de nosotros», comentó. Sobre la intención de la FAO de cambiar estos hábitos, el alcalde ha remarcado que, en el caso de Valencia, «se trata de una ciudad con una gran experiencia agraria y que mantiene varias estructuras de contacto directo entre el agricultor y el consumidor». «No partimos de cero», dijo.

No obstante, en el resto del mundo ha reconocido que «de alguna forma, la tarea de preocuparse por la alimentación de las ciudades es un poco novedosa», por lo que ha insistido en que los problemas sanitarios derivados de una mala alimentación «no es algo únicamente rural».

«Cada vez más es un problema de las grandes ciudades y necesita de control, ayuda e impulso de nuevas formas de alimentación», dijo, algo que ve «fundamental para la sostenibilidad y la soberanía alimentaria en todos los niveles». La firma del convenio con la FAO se produce unos días después de que Joan Ribó avanzara que la capital del Turia ha sido escogida por la ONU como Capital Mundial de la Alimentación 2017.