El concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Valencia, Ramón Vilar, desgranó ayer la partida de ingresos de los presupuestos municipales de 2017 y aseguró que las peticiones recibidas desde las distintas concejalías «triplican» el dinero del que disponen. Eso significa que habrá que ser muy riguroso y establecer «prioridades dentro de las prioridades». Vilar explicaba así, sin quererlo, las tensiones que pueden crear entre los socios de gobierno el reparto del gasto municipal, que es precisamente lo que preocupa a los socios de València en Comú y uno de los motivos por los que han obligado a aplazar los consejos de administración de los entes autónomos y fundaciones municipales.

Según Vilar, «las delegaciones tienen ganas de muchas cosas», cosa por otra parte es «normal», pero advierte de dos problemas esenciales. El primero es que existen unas limitaciones presupuestarias de las que no se pueden salir. Y el segundo es que el dinero no lo es todo, también hay que tener en cuenta «la capacidad de gestión». «No por dotar de más dinero a un servicio se va a mejorar, a veces se crean cuellos de botella que impiden gastarlo», dijo.

En estos presupuestos, además, la partida de inversiones disminuirá respecto al año en curso. «Probablemente no baje tanto como creíamos en un principio, pero bajará, ya que este año ya no hay periodo de carencia de la deuda, y no habrá la mima disponibilidad presupuestaria del año pasado», explicó el concejal de Hacienda.

Según sus cálculos, hay 20 millones garantizados que pertenecen a proyectos plurianuales y luego se añadirán entre 35 y 40 millones más. El año pasado la partida de inversiones fue de 66 millones de euros. Eso significa que también por esta parte habrá que ajustar el gasto de las delegaciones.