La actividad portuaria está detrás de una parte sustancial „algo menos de la mitad„ de la contaminación por dióxido de nitrógeno NO2 y por partículas que sufren los habitantes de Valencia y se configura como uno de los problemas más graves que hay que acometer para lograr una mejora real de la calidad del aire en la ciudad.

Los inventarios de emisiones para la Comunidad Valenciana muestran que en la ciudad de Valencia , las emisiones de óxidos de nitrógeno debidas al transporte representan aproximadamente el 90% del total, del cual un 55% se deben al tráfico rodado mientras el resto es debido fundamentalmente «a otros medios de transporte: tráfico marítimo y actividad portuaria», así está recogido en el documento guía de planes para la mejora de la calidad del aire en la ciudad y su área metropolitana que fue aprobado en 2012.

La estimación no incluye el tráfico generado por los camiones que entran o salen del puerto y se centra exclusivamente en los buques.

Motores encendidos

Cabe recordar que la mayoría de los estos barcos necesitan tener encendidos sus motores durante todo el tiempo que permanecen en el puerto atracados, así como durante sus estancias en la zona de aproximación situada frente a El Saler.

Solo unos pocos buques, los más modernos, disponen en todo caso de un motor auxiliar capaz de proporcionar el suministro de electricidad y otros servicios esenciales que requieren los barcos.

No existe tampoco tomas eléctricas con capacidad suficiente para suministrar energía a los grandes buques durante su atraque, por lo que resulta ineludible mantener el motor en marcha.

Si a eso se une que la mayor parte del combustible utilizado es fuel pesado de escasa calidad y que los barcos no disponen de los filtros o catalizadores que en el caso de los vehículos reducen las emisiones, el resultado es una contribución más que relevante que escapa, además a las iniciativas que está adoptando el consistorio para reducir la contribución del tráfico rodado.

Según el citado documento, también en el material particulado (PM10 y PM2,5) , el inventario de emisiones asigna al transporte una contribución aproximada del 55% sobre el total, de los cuales «un porcentaje elevado a su vez procedería del tráfico marítimo», dice el texto oficial, mientras el resto es atribuido a plantas de combustión.

Una de las fichas especificas incluida dentro de los planes de calidad del aire de Valencia y su área metropolitana está dedicada a la «reducción del impacto ambiental originado por las actividades portuarias».

En ella se emplaza a «colaborar» con los organismos encargados de la gestión del puerto de Valencia con el objeto de mejorar la calidad ambiental e «insta» a las autoridades portuarias a adoptar «las medidas necesarias para disminuir los niveles de NO2 en las zonas de ciudad limítrofes con el puerto de conformidad con lo dispuesto en el Plan Nacional de Mejora de la Calidad de Aire, a realizar la vigilancia a través de estaciones de control situadas en el entorno del puerto y su integración en la Red Valenciana de Vigilancia y Control de la Contaminación Atmosférica».

Sin embargo, no se ha adoptado por el momento ninguna de estas iniciativas, tampoco la colocación de una estación de control.

Por otro lado, un estudio realizado por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo basado en 18 campañas de medidas realizadas entre noviembre de 2008 y julio de 2009 acredita la presencia de altas concentraciones de NO2 que penetran desde el puerto hasta el interior de la ciudad, que incluso sobrepasan, empujadas por las habituales brisas.