Hace unas semanas el alcalde Joan Ribó despejó cualquier duda: València no contempla restringir la circulación de los vehículos más contaminantes. Al menos a corto plazo. Mientras urbes como Madrid y Barcelona, con graves problemas de contaminación atmosférica en su calles han aprobado (o están en ello) restricciones a partir de 2019 para los coches más nocivos para la salud, en el «cap i casal» la cuestión no está sobre la mesa y se pide «tiempo» para valorar una acción de ese calibre.

Desde la concejalía de Mobilitat Sostenible recuerdan, como señaló el alcalde, que la proximidad al mar y la ausencia de montañas próximas beneficia la renovación del aire en València, por lo que aún no se han dado situaciones de tener que decretar la alarma por alta polución. Pero al mismo tiempo, y como avanzó este periódico, el departamento que dirige Giuseppe Grezzi está financiando un concienzudo estudio para conocer la calidad del aire en los entornos escolares y 20 puntos de la ciudad. Una vez se conozcan los resultados, la perspectiva podría variar.

En Barcelona hace unos días ya anunciaron sus planes. A partir del 1 de enero de 2019, los turismos matriculados antes de 1999 y las furgonetas con matrícula anterior a 1996 no podrán circular, en días laborables, por la capital catalana ni por los 40 municipios de su área metropolitana.

En Madrid también aprobarán muy pronto su paquete de medidas para garantizar la salud ambiental. Así, el ayuntamiento de Manuel Carmena prohibirá a partir de 2020 aparcar en el estacionamiento regulado de la almendra central de la ciudad (interior de la M-30) a los vehículos «sin distintivo ambiental», es decir, los más contaminantes, mientras que desde 2025 tendrán limitada la circulación en todo el término municipal.

Tanto en Madrid como en Barcelona se basarán en las etiquetas ambientales que la Dirección General de Tráfico (DGT) está haciendo llegar a todos los propietarios de vehículos. Por ejemplo, en la capital de España, a partir de 2020, sólo podrán aparcar en las zonas reguladas aquellos vehículos que cuenten con un distintivo de Tráfico tipo «eco», «cero» o «C».

En València el ayuntamiento considera que ha puesto una serie de medidas que ayudarán a rebajar los niveles de polución sin necesidad de restringir la circulación de los vehículos más viejos. Así, en el «cap i casal» se ha comenzado a trabajar en zonas de preferencia peatonal (El Mercat, Serranos), a extender las calles delimitadas a 30 km/h (en Madrid van a implantar la primera ahora en Chamberí), a rebajar la velocidad en las grandes avenidas con una nueva regulación semafórica, a promover el uso de la bicicleta (20 km de carriles nuevos, incluido el anillo ciclista) y mejorar el servicio de autobús urbano, no solo con líneas más directas, sino también con renovación de la flota, incorporando autobuses híbridos y el primer eléctrico, que llegará en 2017.

Son algunas de la medidas que lleva a cabo la concejalía de Mobilitat Sostenible para cambiar el modelo de los desplazamientos en la ciudad y que repercuta en una caída de los niveles de polución. Pero al mismo tiempo está financiado un estudio que determinará si es necesario cambiar patrones de movilidad en los entornos escolares y algunas zonas de la ciudad en el caso de que se detecten niveles altos de contaminación en la calidad del aire.