La visita a la Virgen esconde una historia en cada uno de los 30.000 protagonistas. Estos fueron algunos de los casos de ayer.

JOSEFA ROCA Y FINA MERINO

Vecinas de València. Antes de besar la mano, Josefa sacó el billetero del bolso y lo pasó por el manto. «Son las fotos de mis nietos. Lo hago para que les vaya bien. Con los exámenes o con sus parejas».

JOAQUÍN BAHILOS Y CARLOS

«Es mi primer nieto y quería llevarlo yo. Estoy muy emocionado. La madre ya ha pasado. Lo hago por devoción. Porque le proteja».

RAQUEL LOZANO, UNAI E IKER

Son de Aldaia. «Vienen desde que nacieron. No fallan ningún año. Por un día que no vayan al colegio no pasa nada y, de todos modos, llevan el uniforme para llevarlos si da tiempo. He pedido ayuda a la Virgen en determinadas ocasiones y considero que tenemos que venir».

ALFONSO Y SU CUIDADOR

Es un residente de Santa Mónica que acudió merced a la labor de los grandes desconocidos: los voluntarios que los traen, tanto seglares como religiosos. «Es una alegría para ellos y para nosotros también. Cuantos más viajes haga, más servicios podré hacer como el de Alfonso».

ELISABET BEN-CHAIB, ISABEL Y ALEXIA

Es de València y llegó con sus dos gemelas de año y medio de edad. «También vinieron cuando tenían medio año y cuando estaban en mi vientre».

EVA, ROBERT Y PEPI

Vecinos de Tavernes Blanques. Mientras pasaban junto a la virgen deslizaron frenéticamente un montón de lazos. «Son pulseras que hemos comprado antes, durante la cola. Así los repartiremos entre los amigos».

SUSANA Y XIMO

De los más jovencitos: tres meses de edad. La acompañó su tía mientras la madre ya esperaba fuera. «Su hermano también ha venido muchas veces. Cuando rompí aguas ví que el parto no avanzaba y me acerqué a verla. Después ya fui al hospital y nació de parto natural y rápido».