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Infraestructuras

Llegan las viviendas con vistas al Parque Central

VPC espera que la revalorización del entorno con la finalización en 2018 del 40 % del gran jardín atraiga inversores inmobiliarios

Las estructuras del canal, las fuentes ornamentales y el muro verde del jardín toman forma. fernando bustamante

La Sociedad Valencia Parque Central confía en que la primera fase de ajardinamiento del Parque Central, cuya inauguración está prevista durante el primer trimestre de 2018, sea el revulsivo de la operación inmobiliaria con la que se financiará en parte el soterramiento de la playa de vías. El director general de la citada sociedad, Salvador Martínez Císcar, ha recibido el encargo del Ministerio de Fomento de actualizar las valoraciones de los terrenos del Parque Central. El objetivo, en plena negociación del Estado con el ayuntamiento y la Generalitat por quién paga los túneles ferroviarios, es obtener el máximo aprovechamiento urbanístico de las parcelas del Parque Central, la mitad de propiedad pública, y donde se podrán construir 4.200 viviendas, así como 130.000 m2 de zonas comerciales.

La Sociedad Valencia Parque Central calcula unos ingresos por la venta del suelo público de 310 millones de euros, lo que cubriría solo el 15 % de los más de 2.000 millones de euros que costarán las infraestructuras ferroviarias pendientes. Esto es, el canal de acceso (339 millones de euros), la Estación Central de Portela (970 millones) y el eje pasante (850 millones). A falta de la actualización de cifras, esas eran las previsiones en el convenio interadministrativo suscrito en 2003 para impulsar la solución ferroviaria de València. Así lo recordó el martes Martínez Císcar durante unas jornadas dirigidas al sector inmobiliario organizadas por Cuatrecasas.

El canal de acceso, que permitirá la entrada soterrada del AVE hasta pasado el puente de Giorgeta, es la prioridad en la nueva hoja de ruta acordada por las administraciones para desbloquear el soterramiento de las vías.

El jardín singular diseñado por la prestigiosa paisajista norteamericana Kathryn Gustafson, del que de momento solo se puede ejecutar el 40%, se presenta así como baza para atraer compradores y minimizar el coste de los túneles ferroviarios. Las obras de la primera fase del jardín arrancaron en 2015. De su evolución da cuenta la secuencia fotográfica que acompaña esta información.

El jardín de Gustafson, que ganó en un concurso de ideas internacional al que concurrieron arquitectos y paisajistas de primer nivel, toma forma. Además de reclamo de la operación inmobiliaria, será un elemento dinamizador y vertebrador de los barrios del entorno, en espera de que se culmine el resto del jardín y se desarrollen las siguientes fases que incluyen el bulevar García Lorca, la Estación Central y las cuatro torres de las esquinas del parque, con 160.000 m2 de edificabilidad.

En 2018, el 40% del Hyde Park valenciano será una realidad y habrá convertido una bolsa de suelo (110.000 m2) industrial y ferroviario degradado, ubicada entre las calles Filipinas y Peris y Valero, en un jardín de orografía sinuosa que integrará el patrimonio industrial existente. Las obras de esta fase se licitaron con un presupuesto de 22 millones de euros y se sufragan vía crédito con aportaciones de las administraciones que forman la sociedad. Las obras, ejecutadas por Pavasal y Dragados con dirección de obras de Nova Ingeniería-Grupotec, tenían un plazo de ejecución de 24 meses, pero sufrió retrasos por contingencias como la descontaminación de suelos.

Pugna por el uso de las naves

El PAI del Parque Central comprende una superficie a urbanizar de 633.412 m2, de los que la mitad, aproximadamente, serán zonas verdes. Y tiene un presupuesto de 78 millones de euros. En el ámbito hay una edificabilidad de 630.000 m2 de techo (4.200 viviendas, mil de ellas a construir en la primera fase).

Es en esta fase donde se concentra la mayor parte de obra dura, con seis naves, entre ellas las de Ribes, Bien de Relevancia Local, y dos talleres ferroviarios que se han reconstruido y restaurado y que se destinarán a usos dotacionales. Para definir los usos del patrimonio industrial se creó una comisión mixta entre el ayuntamiento y los colectivos vecinales, que demandaban más instalaciones para el barrio, incluida una piscina cubierta. Esta dotación se descartó por su excesivo coste de mantenimiento, si bien en la nave de uso deportivo se creará una zona de agua. En las naves industriales habrá un centro de día y también dotaciones culturales.

La reserva para establecimientos de hostelería de los dos talleres reconstruidos generó críticas vecinales, si bien era una de las previsiones del proyecto de Gustafson al entender que contribuirían a la sostenibilidad económica del parque.

En esta parte del jardín habrá 1.099 nuevos árboles, como fresnos y encinas; arbustos; plantas de flores de diferentes tonalidades que teñirán de color el jardín durante todo el año; especies de bosque mediterráneo como el lentisco, el mirto, pinos o las jaras; jacarandas; ginkgos biloba; el llamado árbol de la seda, una especie de acacia; y plantas acuáticas.

Una de las complicaciones constructivas del Parque Central ha sido la instalación de un moderno sistema de riego y captación de agua con 29 pozos con sus correspondientes tanques de almacenaje. Gracias a esta estrategia se espera recuperar el 46,6% del agua sobre las necesidades.

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