El pozo de Benifaraig que ha bloqueado la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) hace ya años que dejó de abastecer las pedanías, como se había hecho históricamente, de Benifaraig, Carpesa y Borbotó.

Como publicó este diario ayer, la CHJ notificó en junio la resolución del derecho de explotación de este pozo, que llevaba años sin ser usado, debido a que se detectó que se superaba el límite permitido de nitratos presentes en el agua para que sea apto para consumo humano.

Así, se superaban los 50 mg, pero los explotadores de la concesión la mezclaban con agua proveniente del suministro municipal para rebajar dicha contaminación. Según explicó ayer a este diario el concejal de Ciclo Integral del Agua, Vicent Sarrià, se trata del «punto y final a una polémica» -aunque cabe recurso-, que lleva arrastrando desde hace muchísimos años, y recordó que hace ya más de una década que las citadas pedanías solo consumen agua llevada directamente desde el suministro del Emivasa.

Esta concesión a una cooperativa se hizo en los años 90 y el dictamen de la CHJ considera probado que los explotadores de la concesión, condición que no atribuye a la cooperativa, sabían de las condiciones del agua y por ello la mezclaban con la del Júcar suministrada por Emivasa.

Sarrià quiso destacar que ese pozo estaba inutilizado desde hace tiempo y que fue el ayuntamiento el que detectó, a través de los contadores, que se estaba suministrando agua para realizar la citada mezcla, unas circunstancias que no contempla la concesión.

Algunas personas que explotaban el pozo aseguraron durante años, según el concejal, que tenían derecho a continuar utilizándolo y había presentado informes de muestras del agua, señalando que los del ayuntamiento no eran correctos.