Enrique Vidal generó ayer un enorme desconcierto en el Palau de la Generalitat, cuando sembró de dudas el desembarco del Caixa Forum en el Ágora. El director general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa), aunque afirmaba por una parte que las negociaciones están «avanzadísimas», acto seguido incidía en que «todavía no hay ningún papel firmado». Vidal instaba a ser «precavidos» y «hablar con muchísima precaución» para no meterse «en un follón (sic) porque se trata de «un espacio público y si no fuera CaixaForum lo que se instalara sería otro». Desde presidencia se intentaba, inmediatamente, despejar cualquier incertidumbre o sospecha, al recordar el protocolo público firmado por Ximo Puig y el presidente de la Fundación la Caixa, Isidro Fainé el pasado mes de marzo. En aquel momento, además, se anunció una inversión inicial de 18 millones y una previsión de inaugurar en 2020.

Fuentes de Presidencia trataban de deshacer el entuerto generado por Vidal en la presentación de los resultados de Cacsa, recalcando que todo sigue «según lo previsto, y en la línea marcada». «No hay noticia, y no hay ninguna incertidumbre en toda esta historia», remarcaban sin ocultar un malestar que también se hizo extensivo a la Agencia Valenciana de Turismo, cuyo secretario autonómico, Francesc Colomer, asistía ayer la exposición de Vidal.

Ideas de varios arquitectos

Ahora tendrá que ponerse en marcha el proceso administrativo y hacerse una exposición pública, algo a lo que está obligada la administración pública, explicaban. Prueba de lo avanzado que está el proyecto, es que hasta cinco despachos de arquitectos han sido invitados por la Caixa para que aporten sus ideas. Hace unos días, además, estuvieron visitando el Ágora, cuya estructura está ya recubierta de andamios para proceder al acabado de la cubierta.

Previamente Vidal había desgranado las cifras del último ejercicio, en el que Cacsa ha conseguido en estos dos años aumentar un 18% la venta de entradas, reducir la aportación de la Generalitat 21 millones y entrar en beneficios positivos brutos de explotación, que este año será de 400.000 euros frente a los 816.000 euros del anterior porque se acometerán la mayoría de gastos e ingresos previstos. Los ingresos anuales fueron de 17 millones a pesar de contar con una plantilla cerca de un 60% inferior a la de hace dos años, según Vidal.