Pau Soler Calafat, un joven alzireño de once años, fue el «visitante número uno» en la edición 17-18 de la pista de hielo de la plaza del ayuntamiento, una de las atracciones más populares en la Navidad del «cap i casal». Una visita que fue, además, su particular bautismo de hielo. Porque cada patinador tiene su historia. «El año pasado ya quiso subir, pero siempre estaba muy llena. Hoy hemos venido a València, la hemos encontrado preparada mejor que nunca». Y tanto, porque tuvo la pista para él solo y dos monitores que le dieron unas clases teóricas de verdadero privilegiado, mientras su padre, José y su hermano menor Andreu le animaban desde fuera. Apenas un par de minutos después llegaba el contraste con Paloma Baamonde, de 15 años. «Viene todos los días, todos los años». Con razón: forma parte del equipo de la Federación de Deportes de Invierno de la Comunitat Valenciana. Entra y empieza a volar literalmente. «¡Qué pasada de hielo!» dice con voz de experta. Hace mil piruetas mientras Pau consigue dar sus primeros pasos en solitario. Tuvieron toda la pista para ellos. Posteriormente, poco a poco, empezaron a aparecer nuevos patinadores. Será la costumbre a partir de ahora. El carrusel, inspirado en Julio Verne, empezó a dar sus primeras vueltas «oficiales», porque en los días previos ya se había abierto parcialmente.

También ayer se inauguró la Feria de Navidad. Aún con poco público, como era de esperar, pero será a partir de hoy cuando empiece a coger ambiente. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, presidió el encendido del árbol del Mercado Colón y hoy se espera que abr ael Mercadillo de Navidad.