El paisaje y la brisa marina que se respira en este entorno llevó a los dueños de esta casa a vestirla con tejidos ligeros con el asesoramiento textil de la tienda viguesa La Tapicería para optimizar la luz natural. En todas las estancias predominan estores vaporosos y elegantes que no restan luminosidad y permiten la continuidad visual con el jardín y con el horizonte marino al frente.

Con una base de decoración clásica en ambientes como el del salón-comedor, en el que predominan las maderas nobles y los tonos arena, en la vivienda hay espacio para una paleta cromática alegre y vitalista, tanto en la cocina –con el siempre eficaz binomio blanco y rojo– como en los dormitorios.

Los grandes ventanales cuelan el verde del jardín y delimitan la situación de la zona de estar y de comedor. Pensado para disfrutar todo el año, el espacio es elegante, funcional y con ambientes ligeros que no restan protagonismo a muebles ya existentes.

La cocina sigue la premisa del resto de la casa, conseguir una buena iluminación natural a base de un estor en lino que resalta la amplia zona del office. En las habitaciones se optó por colores que crean conjuntos armónicos y alegres. La alcoba principal está presidida por una cama de matrimonio con canapé a medida y colcha en tonos crudos. La ventana se viste con un tejido ligero.

En la habitación juvenil se optó por el juego cromático de blanco y azul, con cabecero de polipiel en el mismo color y persiana veneciana de madera que aporta calidez, instalada, al igual que el resto de estores, en mecanismos ocultos de alta calidad que permiten regular luz y temperatura a gusto de los propietarios.

Como detalle original y artesano, en la cama destacan los cojines con abalorios de conchas confeccionados por La Tapicería. El dormitorio de invitados con su baúl de letras retro y lámpara aporta también una nota diferente en la decoración. El rosa predomina en la alegre habitación de la niña.