Junto con los Premios Goya y los Forqué, los Feroz forman el trío de los galardones más glamourosos de nuestro país. La noche del lunes 23 de enero el Palacio de los Duques de Pastrana, se vistió de gala para recibir a la multitud de actores, actrices, directores, guionistas... en unos premios que cada vez tienen más repercusión en nuestro país, y que empiezan a considerarse como la antesala de los Premios Goya.

El glamour llegó a la alfombra roja con María León, que estaba tan elegante como sexy con una creación de Antonio García con falda de talle alto en crepé y cuerpo de neopreno negro con amplio escote y detalle de plumas en los hombros, Natalia de Molina, que estaba más favorecida que nunca con un diseño blanco de Carolina Herrera que bien podría ser un vestido de novia y Paula Echevarría, que optó por un vestido con escote palabra de honor degradé con pedrería de Dolores Promesas Heaven.

El negro es todo un clásico y en una noche como ésta no podría faltar. De este tono se tiñeron los vestidos de Adriana Ugarte, que estaba arrebatadora con su Pedro del Hierro ‘cut out’ con abertura lateral, Vanesa Romero con un elegantísimo Andrew GN con transparencias en los brazos y el escote, Bárbara Lennie con un Chanel estilo new look con escote en v y Toni Acosta con un sencillo Dolores Promesas Heaven con detalles joya en los hombros con el que consiguió brillar. De esa misma firma era el vestido de Verónica Sánchez con escote de plumetti, mientras que Alba Flores optó por algo más sencillo pero muy sofisticado y deslumbró con un vestido evassè negro que combinó con maxijoyas doradas.

Los tonos metalizados no son ninguna novedad a estas alturas de la temporada. Los plata y dorados han llenado las alfombras rojas en los últimos meses y lo han vuelto a hacer en los Premios Feroz. Macarena Gómez optó por un Just Cavalli dorado con abertura lateral en la pierna que accesorizó con un cinturón ancho y un clutch de Jimmy Choo, algo más discreto era el vestido con cuello Mao de Najwa Nimri que combinaba el dorado con el negro y el Elisabetta Franchi con el que Anna Castillo de marcó cintura.

De terciopelo, el tejido estrella de la temporada, era el vestido asimétrico de Ruth Díaz, que se decantó por un Fernando Claro color teja, el verde botella de la directora Paula Ortiz, una creación de Dolores Promesas.

Marcaron la diferencia, unas con más acierto que otras, Bárbara Santa Cruz que presumió de piernas con un vestido corto y blanco con plumas de Ana Locking, Leticia Dolera que optó por un conjunto de chaqueta con estampado de pájaros y top amarillo con el que derrochó sofisticación, Rossy de Palma que fue una única invitada que acudió con tocado y que llamó casi tanto la atención como Candela Peña que solo llevó una chaqueta de cuadros escoceses a modo de vestido que combinó con unos salones verdes y maxijoyas.