Es verano y nos disponemos a hacer las maletas para nuestras esperadas vacaciones. Pero entre los bañadores y el protector solar hay otro complemento indispensable del que parece que no nos despegamos: nuestro smartphone, el portátil o la tableta. El tópico de ´vivir pegado al móvil´ es una realidad. Tanto por trabajo como por placer, la tecnología es una parte fundamental en nuestro día a día, y también en los de supuesto relax.

Dada su importancia, el sector turístico no quiere quedarse atrás y cada día existen más facilidades para disfrutar de una conexión a internet en el hotel, el restaurante o la piscina. "Que el hotel disponga de wifi y los últimos servicios en conexión de dispositivos móviles es algo que los clientes valoran cada vez más a la hora de elegir su estancia en vacaciones. Aparte de que les traigan el desayuno a la habitación, quieren wifi gratuito", explica a levante-emv.com Carlos Boga, director del hotel Las Arenas, en Valencia.

Nos acercamos a la piscina del hotel y la panorámica es la de un lugar de vacaciones en el que tecnología y descanso parecen combinar bien. Una familia china que pasa unos días en la playa disfruta de la tarde con una copa de vino en una mano y los modelos más actuales de diversos dispositivos en la otra. Las hijas, con su smartphone; el más pequeño escucha música en el mp3 y el padre consulta el correo electrónico en la pantalla de su tableta.

Desconexión digital

La mayoría de los turistas confiesa llevar su teléfono inteligente encima durante las vacaciones, ya sea para hacer fotos, chatear o mirar su bandeja de entrada. "Es muy útil porque puedo seguir informado, hablar con mis amigos o buscar restaurantes de la zona", comenta un visitante madrileño que disfruta de la costa valenciana.

Tras todo un año deseando que lleguen esos días de desconexión, existe una realidad virtual de la que no resulta fácil desprenderse. Llevar Internet al alcance de la mano es una gran comodidad en multitud de aspectos, pero conviene no olvidar la esencia de las vacaciones y disfrutar en ellas de los pequeños -y a veces olvidados- placeres de la vida, los que van más allá de la pantalla del móvil.