El verano es el momento ideal para los tintos jóvenes. Tomados a baja temperatura, aunque no tanto como un blanco, su carácter frutal y su acidez nos refresca y combina bien con las preparaciones culinarias más ligeras que apetecen en el estío. Además es una excelente manera de aproximarse a una variedad de uva determinada para conocer algunas de sus características y sus aromas primarios. La pareja formada por el viticultor José Vicente Pardo y la enóloga Amparo García es cuarta generación de viticultores y bodegueros que mantiene la tradición familiar en la población de Los Isidros, en el término de Requena. Tienen en propiedad un total de 35 hectáreas de vid, con las que participan en la cooperativa local, pero desde que rehabilitaron y modernizaron en 2008 las instalaciones de su antigua bodega elaboran una media de 11.000 kilos cada añada, procedentes de una parcela muy particular. Se trata de las 4 hectáreas de la finca Casa Amparo, que linda con la Rambla Albosa, una de las zonas que concentra algunos de los viñedos de mejor calidad de su entorno por su terreno arenoso y fresco, y disponen de unas cepas centenarias de Bobal que no llegan a dar 2 kilos por planta, con racimos más pequeños de lo habitual y menos compactos. Aunque elaboran un crianza y un reserva, también monovarietales, la mayor producción es el que embotellan con la marca Alboenea, un vino que este año ha sido premiado como Mejor Tinto Joven de la DOP Utiel-Requena en el concurso de cata ciega realizado por los propios enólogos de las bodegas de este Consejo Regulador. El vino no tiene mucho misterio: un terreno excelente para el cultivo de la vid, cepas viejas de muy escasa producción, viticultura tradicional en cultivo ecológico y vendimia en el momento adecuado de sazón. En bodega maceración en frío, moderada extracción, levaduras seleccionadas, estabilización con sus lías finas y arranque espontáneo de la maloláctica, sin más aditivos ni correcciones. Tiene un bonito color rojo cereza, de capa alta y ribete amoratado. Aroma intenso a frutas negras y frutillos silvestres (arándanos), plantas aromáticas, recuerdo a flores azules (lavanda), es balsámico. Con buena entrada de boca, cuerpo ligero, amables taninos y buena acidez, sabroso y frutal, con buena persistencia en el paladar. Si el vino sigue siendo un alimento tradicional en la dieta mediterránea este es un excelente tinto de diario, uno de los pocos jóvenes de la zona realmente 100% Bobal, sin ningún tipo de madera ni aditivos enológicos. Toda su producción la comercializan ellos, así que, si se quieren probar sus vinos hay que concertar visita a la bodega o pasar por la gasolinera que regentan en Los Isidros y encontrarlos allí mismo.