Ha comenzado a administrarse la cuarta dosis en personas mayores de 60 años y en personal sanitario y no es descartable que se amplíe a otros grupos de la población. Esta cuarta dosis es efectiva para las nuevas variantes del virus que no ha parado de mutar desde que comenzaron los primeros casos en China.

Con la guerra de Ucrania, los precios de la energía, la batalla por los impuestos y una inflación disparada parece que nos hayamos olvidado de la pandemia.

Aunque la tasa de mortalidad y los casos más graves han descendido gracias a las vacunas, el número de contagios sigue produciéndose porque el virus no ha desaparecido, aunque las medidas de protección, como el uso de las mascarillas en espacios públicos y cerrados hayan dejado de ser obligatorios, salvo en los medios de transporte y hospitales.

Poca gente usa ya la mascarilla de manera habitual. Desde el fin de la obligatoriedad, muy pocas personas la llevan puesta. Y lo mismo pasa con la distancia social. La gente tenía ganas de besarse y abrazarse, tras dos años de restricciones.

La tendencia de nuevos casos va al alza, sobre todo, en las personas más vulnerables, con un aumento también de la presión hospitalaria, tanto en planta como en UCI.

La incidencia acumulada se sitúa en 141 casos por cada 100.000 habitantes, cinco puntos más que la notificada el pasado viernes.

Unos datos que invitan a extremar las precauciones de cara al invierno, donde más riesgo de contagios se producen debido a que el virus se transmite con más facilidad.