Los últimos presos de ETA, cinco en total, han sido trasladados a cárceles del País Vasco, poniendo fin a la política de dispersión penitenciaria que se inició en la segunda década de los años ochenta y que ha continuado a lo largo de varias décadas con diferentes gobiernos del PP y del PSOE en su lucha contra el terrorismo etarra. Una política que resultó muy eficaz en los años más duros del terrorismo de ETA, con decenas de atentados y de asesinatos de gente inocente.

EH Bildu se ha felicitado de la noticia, no así los familiares de las víctimas del terrorismo etarra que lo consideran una nueva traición a la memoria de los que murieron bajo las balas de ETA. Cerca de 900 personas fueron asesinadas por ETA. Policías, militares, guardias civiles, concejales, jueces, políticos, obreros, taxistas, empresarios,… Gente de toda condición y extracción social, cuyo único delito fue pensar de manera diferente a sus verdugos.

El 20 de octubre de 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. Seis años y medio después, la banda terrorista anunciaba su autodisolución

Sin embargo, quedan todavía cerca de 300 asesinatos  por resolver. Y aunque ETA ha dejado de asesinar, sigue sin disolverse ni ha entregado tampoco todo su arsenal de armas que se mantiene oculto en zulos.

Su final ha sido gracias a la política antiterrorista, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a la firme colaboración con el Gobierno francés. No es la victoria de ningún partido político ni de ningún Gobierno sino de toda la sociedad española en su conjunto. De todos los demócratas.

La reconciliación en el País Vasco será posible cuando se haga de verdad justicia con las víctimas y sus familiares; no equiparando a víctimas y verdugos porque mientras unos ponían la nuca, otros ponían las pistolas y las bombas.