Según datos del Imserso, 34.571 ancianos fallecieron en España en las residencias, 20.000 de estas muertes se registraron en 2020, siendo Madrid una de las comunidades con mayor número de fallecidos. En marzo de 2020, la Dirección de Coordinación Sanitaria de la Comunidad de Madrid firmó un protocolo, aprobado por la Consejería de Sanidad, por el cual se prohibía trasladar a los hospitales a residentes de centros de mayores con patologías graves para evitar la saturación de los hospitales.

En un primer momento, la gestión de la pandemia era responsabilidad del ministerio de Derechos Sociales que dirigía por aquel entonces Pablo Iglesias. Posteriormente estas competencias pasaron a ser responsabilidad de las CCAA.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz- Ayuso que parece ser la única responsable de todas aquellas muertes, no fue la única en firmar ese protocolo en los que se anulaba la asistencia hospitalaria a los mayores ante los síntomas de Covid o de cualquier otra enfermedad. Todas las CCAA lo firmaron para evitar el ingreso de estos mayores y así no saturar aún más los hospitales. Dicho con crudeza: no se podía salvar a todas las personas.

Hay que remontarse a febrero de 2020 cuando se detectó el primer caso por Covid, aunque en un primer momento se restó importancia a la enfermedad, diciendo que era una simple gripe. Si volvemos la vista atrás en España no había mascarillas ni equipos respiratorios. Los médicos atendían a los pacientes sin ninguna protección porque no había EPI. Muchos sanitarios resultaron infectados. No había camas, los hospitales estaban saturados. Las urgencias no daban abasto. Los pacientes se hacinaban en los pasillos.

Desde el 28 de febrero de 2020 en que se detectó el primer caso de contagio por Covid hasta el 30 de junio de 2023 han fallecido 121.760 personas. En España llegaban a morir al día más de 500 personas.

Parece que se nos haya olvidado lo que ocurría en España hace algo más de tres años con una pandemia a nivel mundial que nos tuvo encerrados en nuestras casas durante semanas durante un estado de alarma decretado por el Gobierno para evitar los contagios.

El virus se cebó en las personas mayores porque eran las más vulnerables, muchas de las cuales con patologías respiratorias. Las imágenes de los ataúdes a las puertas de las residencias todos las recordamos con enorme tristeza, donde los ancianos morían sin poderse despedir de sus seres queridos.

El Covid se llevó por delante a centenares de miles de personas. Yo mismo perdí a un íntimo amigo mío y a un familiar. No se pudo celebrar ni siquiera una misa por ellos.

Responsabilizar de las muertes en las residencias a Isabel Díaz Ayuso, como quiere hacer la izquierda, me parece injusto porque por la misma regla de tres habría que denunciar al resto de presidentes de CCAA donde también morían ancianos en las residencias. Lo que no se debe hacer es política con los muertos, aprovechando el dolor de los familiares. Si ha habido negligencias o errores durante los años de la pandemia habrá que exigir responsabilidades a quienes los hayan cometido, pero en todo caso  que sean los jueces quienes lo determinen, y no los políticos.