Tenso debate el vivido ayer en les Corts valencianes entre el vicepresidente del Consell y consejero de Cultura y Deportes, Vicente Barrera y el ex consejero de Compromís, Vicent Marzá.

Marzá ha pedido a Carlos Mazón la dimisión de Barrera por apología del franquismo al poner el nombre del general Moscardó a una ruta senderista por la que Barrera pasea con sus caballos en su finca de Ontinyent y le ha recordado los nombres que barajó para sus equinos que publicó en una red social entre los que figuraba el nombre de Caudillo o Duce.

Parece un poco exagerado que el diputado de Compromís pida la dimisión de Barrera por estos hechos cuando cada cual es libre de poner el nombre que quiera a sus animales, sean perros, caballos o gatos o de lucir camisetas como la que exhibió Giussepe Grezzi en La 8 Mediterráneo con la nomenclatura País Valenciano. En el balcón del Ayuntamiento de Valencia siendo Joan Ribó alcalde de Valencia y Marzá consejero de Educación se colgó una pancarta a favor de Stalin, justo el día en el que Europa homenajeaba a las víctimas del comunismo y el nazismo, de la que nunca hemos sabido cómo llegó allí y pasó todos los controles de seguridad, pese a ser una pancarta de grandes dimensiones.

A Compromís le cuesta todavía digerir los resultados electorales que dieron el triunfo al PP y mandaron a Compromís a la oposición.

A los representantes públicos hay que exigirles responsabilidades por el trabajo que realizan y no en aquello que afecta al terreno personal.

Enzarzase en estos debates estériles que interesan muy poco a los ciudadanos que están más preocupados por otras cosas como el acceso a la vivienda o a una educación de calidad demuestra el nivel de nuestros dirigentes políticos.

Seguro que tanto el PSPV como Compromís, ahora en la oposición, tienen temas importantes para controlar la acción del Gobierno de la Generalitat Valenciana, que si Barrera pone tal o cual nombre a uno de sus caballos. Seamos serios.