El veneno que guardas en el botiquín o en un cajón sin saberlo: cuidado si se rompe

Muchos fármacos puede ser peligrosos si se supera la dosis recomendada

El peligro, en el botiquín

L-EMV

El día a día está lleno de sorpresas y peligros. En ocasiones e lugares insospechados. Algunos de ellos, en realidad, se trata de objetos relacionados con el cuidado personal, medicamentos o elementos tan habituales como tubos fluorescentes. No es la primera vez que las autoridades sanitarias dan la voz de alarma ante el consumo indiscriminado de medicamentos. Fármacos tan usados como el paracetamol o el ácido acetil salicílico pueden ser altamente tóxicos y peligrosos si se consumen de manera habitual y muy por encima de las dosis recomendadas.

Hay también otros elementos que, en su producción, se utilizan materiales tóxicos. Es el caso de los antiguos tubos fluorescentes, que todavía se siguen instalando pese al auge de la alternativa de los led. Estos tubos usan gases que actúan para iluminarse. Concretamente, los tubos fluorescentes contienen polvo de mercurio, un metal noble altamente tóxico para la salud. Cuando explota el tubo, ese vapor o polvo se esparce por el aire y al inhalarse se interna en nuestro organismo y, como cualquier otra sustancia metálica, es difícil de eliminar.

Sanidad obliga a retirar estos termómetros: si tienes uno, no lo uses

Sanidad obliga a retirar estos termómetros: si tienes uno, no lo uses / L-EMV

El peligro, en el botiquín

Es precisamente el mercurio lo que convierte en peligroso un utensilio que todos tenemos en nuestro botiquín o cajón: el termómetro. Si dispones de uno que utilice el mercurio para registrar la temperatura has de tener cuidado en caso de rotura. Al igual que sucede con los tubos de iluminación, el mercurio al derramarse puede entrar en contacto con el cuerpo o mucosas y provocar intoxicación.

En cualquier caso, la cantidad de mercurio que portan los termómetros es ínfima y cada vez más es habitual que los termómetros digitales vayan ganando terrenos.