El 12 de octubre de 2019 está marcado con letras de oro en la historia del deporte. El keniano Eliud Kipchoge se convirtió, en el Prater de Viena, en el primer ser humano en bajar de las dos horas en el maratón (1:59.40). Lo hizo apoyado por la sofisticada tecnología de sus zapatillas, de 41 liebres de prestigio internacional y por un coche eléctrico que le guió a ritmo de récord.

Kipchoge voló a 2:51 el kilómetro para inscribir su nombre en la historia a sus 34 años. Esa fecha ya marca un antes y después en la historia de un deporte tan dado a alcanzar retos, batir marcas y superar límites. Y con la gesta se abrió el debate sobre los límites de las nuevas tecnologías, los reglamentos restrictivos con determinados materiales y los récords no homologados.

Para lograr esta hazaña, el keniato utilizó las Nike AlphaFly, una variación de las ZoomX Vaporfly Next. Un prototipo a su medida. Una zapatilla con cuatro cámaras de aire, suela perfilada, almohadilla de espuma, superficie que repele el agua, cordones ligeramente inclinados y placas de fibra de carbono. Todo en armonía para reducir el esfuerzo del atleta al pisar y asegurar el retorno de un porcentaje de la energía de la pisada cuando el pie viaja por el aire. Es decir, unas zapatillas que permitían correr más rápido con menos esfuerzo. «Estamos muy emocionados por ver como la zapatilla sigue superando los límites del rendimiento humano en maratones de todo el mundo», aseguró en ese momento Bret Holts, vicepresidente de Nike Running.

Desde la aparición de este nuevo prototipo de las Nike AlphaFly en el reto INEOS 1:59 Challenge, las especulaciones y polémica en torno al material deportivo empleado por Kipchoge parece no tener fin. Las zapatillas voladoras, que no están disponibles en el mercado, son toda una loa a la tecnología y todo un empeño de Nike. Anhelo porque el 6 de mayo de 2017 Kipchoge ya lo intentó en el Breaking 2, el reto con el que pretendía romper la barrera de las dos horas en un maratón. Se quedó con la miel en los labios. El keniato, con unas Nike Zoom Vaporfly Elite, se quedó a solo 25 segundos de conseguir la hazaña. El resultado de aquel reto inconcluso fueron las Nike AlphaFly y el éxito conseguido en Viena.

Estéticamente, mucho o todo, ha cambiado desde que la prueba inspirada en relatos de la batalla de Maratón, en 490 a.C., en la que los griegos derrotaron a los persas, o mucho más reciente, cuando la carrera de los 42 kilómetros y 195 metros empezó a formar parte del programa de atletismo en los Juegos Olímpicos desde Atenas 1896 (categoría masculina), y desde Los Ángeles 1984, en la categoría femenina.

Si la tecnología ha ayudado o no a rebajar marcas y es lo que marca la diferencia, también los hay que compiten descalzos. Entre ellos, probablemente, el más famoso es Abebe Bikila. El etíope llegó a los Juegos de Roma en 1960, el proveedor oficial de calzado se había quedado sin su número y decidió correr descalzo. Ganó y consiguió el primer oro de la historia para el África negra. Al año siguiente defendió el título, ya calzado, en Tokio y batió el récord del Mundo.

Lo que la historia demuestra es que, como ocurrió en la natación con el uso de los bañadores de poliuretano, neopreno y demás materiales impermeables, las herramientas con las que cuenta el deportista a la hora de afrontar sus retos son claves cuando se trata de milésimas de segundo.