Así nos sentimos los vecinos de una calle cercana al mercado municipal del casco antiguo de puerto de Sagunto, ya que teniendo nuestra vivienda en pleno centro del pueblo convivimos en casa con cucarachas, mosquitos, salamandras, abejas, avispas, moscas, ratas y un sinfín de insectos, como si estuvieras en un maravilloso chalet en medio del monte. Bien sabemos que una casa se cuida o se cae, y si es un peligro para los viandantes por riesgo de desprendimientos a la vía pública el propietario o el ayuntamiento la derrumban. Por este motivo poco a poco hay más solares llenos de vegetación e insectos entre casas habitadas.

La normativa dice que se deben limpiar estos solares pero no nombra cementarlos. Por esta causa la tierra húmeda que queda en los solares da rienda suelta a la cría de fauna y flora que afecta a más de 10 familias, e imagino que a muchas más en todos los rincones del pueblo. Son 5 años los que llevamos los vecinos solicitando al Ayuntamiento de Sagunto la limpieza de un solar en concreto y a día de hoy no se ha limpiado. Te asomas al balcón y ves asomarse las ramas de más de 5 metros hacia la vía pública que ya invaden media calle. Cada vez que pasa el camión de la basura las ramas lo golpean en las lunas. Te despiertas y acuestas escuchando el fuerte zumbido de un enorme panal de abejas que se han instalado como nuevas vecinas, las cuáles se niegan a irse de su hábitat, claro, se sienten en el campo, tienen hueco en la fachada de una casa que no se habita y flores para alimentarse. Tras dos intentos de los bomberos en el último mes, no conseguimos librarnos de ellas. Esto ha provocando que esa situación cada vez sea más difícil dado que hay menores y adultos en la calle que son alérgicos a las picaduras. Se meten en casa, y cuando escuchas pegar un chillido a la vecina ya no te asustas, entiendes perfectamente que les han visitado las nuevas vecinas, o sus amigas las cucarachas, y si nos escuchamos enfadados ya sabemos que no es por renegar con nuestros maridos sino porque nos están picando los mosquitos tigre, que han formado grandes focos debido a las aguas estancadas del solar. Vivir en la capital y mudarte a un pueblo por tranquilidad, y encontrarte con esta sensación de vivir en el campo es algo que nunca te imaginas. Decides vivir en el centro de un pueblo, pero no puedes elegir vivir como en tal. Como pagamos nuestros impuestos y sabemos cuáles son nuestras obligaciones y cuáles nuestros derechos, hemos decidido que sí, que queremos elegir vivir en el centro y sentir que vivimos en el centro. Por eso hemos solicitado el apoyo del Sindic de Greuges ante nuestra desesperación, después de cinco años de paciencia queremos hacernos oír. Vivimos en el centro del pueblo, no vivimos en el campo.