El 11 de Agosto de 2020 ha fallecido el vendedor de Prensa más castizo de Madrid, Eduardo Povedano Sal, a los 57 años de edad, tras padecer una prolongada dolencia. Hijo de una gran estirpe familiar de vendedores de prensa en Madrid, atendía su quiosco, desde pronta edad, que regentó su madre Josefa Sal -Pepa- en la calle Alcalá, esquina con Calle Virgen de los Peligros, hasta el fallecimiento de la misma.

Trabajador incansable, muy querido en la zona, madrugaba en exceso para asistir puntualmente a todos los organismos oficiales, oficinas y ministerios que se localizaban en los alrededores de Metro Sevilla.

Con su ausencia Madrid y el gremio de quiosqueros pierde un baluarte personal y humano de gran trascendencia. Su trato, educación y maneras encandilaban a propios y extraños. Puedo referir, como amigo, que murió con las botas puestas. El día que falleció su madre, años atrás, hizo un intervalo en el duelo que presidía y se desplazo a su quiosco para entregar en mano la prensa diaria a todos los organismos, públicos y privados, con los que había establecido trato y dispensa.

Como amigo, cabe destacar que Eduardo era una extraordinaria persona en el trato personal. Jamás desdibujó su sonrisa pese a los avatares, premiándonos con su simpatía, nobleza, amistad.

La lluvia de ayer nos enmudeció con su ausencia. Pero su recuerdo habrá de permanecer despierto para quienes hemos tenido la suerte de conocer su generosidad, bondad, nobleza e incansable trabajo diario. Amante de Levante y la luz del maestro Sorolla.

Descanse en paz EDUARDO POVEDANO SAL.