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El portavoz del grupo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Vila-real, Ignasi Clausell, criticó ayer la «actitud confusa del PSPV, que no tiene más objetivo que liar y confundir a los vecinos». Y para argumentar su censura, exhibió un «tarjetón» enviado por los socialistas a quienes participaron en la pasada edición de la ruta de la tapa «fellicitándoles por su participación». Cuando, añade, «lo cierto es que en el PSPV detestan el área de turismo por que no es operativa y se atreven a enviar esas tarjetas asumiendo cosas como si fueran suyas».

Clausell opina que «es evidente la falta de respeto institucional y hasta son capaces de convocar a reuniones sobre educación, sanidad y otros asuntos haciéndose pasar como la concejala de Educación u otras que son ficticias en el grupo Socialista porque dependen del equipo de gobierno del PP. Estamos ante una pésima actuación de quienes son representantes de los ciudadanos». Y les animó a dejar esas acciones y «hacer oposición real».

Puede, comentó Clausell, «que hasta utilicen datos de vecinos que se han inscrito a diversas actividades para, saltándose la ley de Protección de Datos dirigirse después a esos vecinos. Es el colmo de la vergüenza y la utilización partidista y no autorizada de las cosas».

Ajeno a esas graves acusaciones de Clausell, que se producían simultáneamente, el segundo portavoz del grupo municipal socialista, Xavier Serralvo, destacaba la dualidad de opiniones en el grupo de gobierno local sobre el enfoque del paro en la ciudad.

Serralvo dice observar «una cierta contradicción entre lo que dijo recientemente el alcalde en funciones, Ignasi Clausell, sobre lo poco que puede hacer un ayuntamiento para frenar el paro y lo que el lunes comentó el concejal Ramón Tomás» sobre el asunto y su intención que tienen de reunirse con empresas varias, que tienen alguna relación con el consistorio o empresas agrícolas «para tratar de avanzar en la solución de los problemas».

«Lo que preguntamos» , señaló Serralvo, «es si van a ser llamadas todas las empresas o por qué no se comenta nada sobre ese particular a la Junta de Portavoces a la que nada dicen sobre esos asuntos o sobre el Plan Camps o si pagará la Generalitat o será el Ayuntamiento quien asuma las obras a realizar».

El edil socialista se mostró disgustado «porque ya está bien que digan que no respetamos la figura del alcalde. Es evidente que para respetar a alguien ese alguien debe hacerse respetar. Lo que ocurre es que sus predecesores fueron alcaldes de la ciudad , pero el señor Rubert es, sobre todo, un portavoz del PP. Todos los votos deberían valer pero , por lo que parece, sólo valen los del PP partido que tiene, evidentemente, falta de coordinación interna».