­La sensación de los asistentes al primer episodio del Kasparov-Karpov fue una mezcla de decepción y desazón. Porque la zurra que le dió el chico malo de Baku al sabio de los Urales fue de las toma pan y moja. Decepción por las pésimas prestaciones de Karpov y desazón porque se le venera tanto, que nadie quería ni esperaba verlo tan vulnerable.

La consecuencia fue que Kasparov se paseó en el primer envite, donde dejó sin tiempo (para cuando le sonó la bocina a Karpov, él disfrutaba todavía de ocho minutos) ni respiración al rival.

Y en la segunda, en la que los analistas intuían que iba camino de las tablas, le puso un caballo de cebo, Karpov se lo comió cándidamente a cambio de nada y, cuando se quiso dar cuenta, tenía la dama y la torre rival dispuestas a machacar al monarca, que se había quedado más sólo que la una, con la perspectiva de sufrir un mate de los de preescolar.

«Este tío es un caballo»

Otra conclusión que se extrajo es que Kasparov está en plena forma. «Este tío es un caballo desbocado» comentaban los presentes. «En la primera partida, yendo con negras, ha tomado la iniciativa desde el primer momento». El éxito de la segunda lo atribuían más a una pifia del rival.

La consecuencia es que, al acabar las partidas, Kasparov estaba feliz, contento y parlanchín. «Este 2.0 me da una clara ventaja para los dos próximos días, pero no se puede predecir el resultado, porque Karpov es y será siempre un gran oponente». Una de las cosas que más moral le dio fue verse sereno desde el primer momento. «Y quizá eso no se lo esperaba mi oponente. Quizá pensaba que estaría más inquieto».

A pesar de que se le ve fuerte, insiste en que esto no significa su regreso, ante el que más de uno de la élite podría echarse a temblar. «No. No pretendo volver a competir, sino recuperar una nostalgia y, en todo caso, probarme a ver si puesto volver a jugar a aquel nivel».Pese al repaso que dio, no quiso darse demasiada importancia: «En la primera he ganado porque Karpov se quedó sin tiempo. La segunda... la tenía claramente perdida».

Peligro de rosco

Karpov hizo mutis por el foro. Hoy se disputan dos nuevas partidas bajo la misma fórmula de semirrápidas. Hay que recordar que hay programadas ocho partidas. Gana quien alcance antes más de cuatro puntos (4,5 por lo menos).

A partir de ahora cambia el escenario: habrá ansiedad hasta que Karpov puntúe. Nadie quiere verle acabar con un rosco porque es demasiado grande. Pero las sensaciones destiladas ayer olían muy mal.