La sexta derrota consecutiva del Castellón tuvo como escenario el campo de Montilivi. Allí, el Girona, un equipo con las mismas ansias que los castellonenses por ganar y salir de la zona baja. Esta derrota, en teoría, y según dijo el miércoles el presidente José Laparra, tendría que servir para convocar una decisión del Consejo de Administración para decidir si se corta por lo sano y se destituye al técnico David Amaral, o para ver si se quiere prolongar la agonía de un equipo con poca alma y escasa capacidad de reacción.

Los castellonenses se marcharon al descanso con un empate a cero y gracias, porque su rival le perdonó en dos claras ocasiones, y en la segunda parte fueron ajusticiados por Alberto Dorca, el centrocampista de La Garrotas, que desde treinta metros anotó un gol estratosférico que quién sabe si será el último del Castellón de David Amaral. Algo huele a podrido y si hay manzanas podridas alguien tendrá que buscarla en el cesto para que las demás no se contagien. Un mal panorama a seis días vista de la visita del Real Betis al Estadio Castalia.

Avisó David Amaral que iba a repetir el mismo once que perdió siete días ante en el Stadium Gal de Irún y no engañó a nadie. Salvo la novedad de Lledó en el la portería, por la sanción a Carlos Sánchez, el resto fueron los mismos. Con esa especie de desaguisado con jugadores distribuidos en el terreno de juego al antojo del entrenador. Caso de Pendín y Pedro como centrales, Toño (hasta que fue sustituido a la media hora en el doble pivote), Rafita de interior zurdo, Uranga por la derecha…

El encuentro arrancó con mucha igualdad. Dicho equilibrio sólo se rompió con dos llegadas mortíferas. La primera de Sarmiento, a pase de Moha, que salió lamiendo el palo izquierdo de Lledó, y la segunda, con un trallazo del ariete Kiko Ratón que a punto estuvo de batir al portero del Castellón. Dos llegadas la mar de peligrosas y sorprendentemente erradas por los locales.

Los castellonenses, con ese once tan particular, apenas tuvo presencia en la portería contraria. Un tímido cabezazo de Leo Ulloa (min. 26) fue lo más destacado de los «orelluts» en la portería de un inseguro Jorquera. El centro del campo, con este tipo de planteamiento, tuvo mucha dificultad para canalizar el juego. De vez en cuando se vio alguna intentona de Gari Uranga por el carril diestro, y poco más. Ni la estrategia funcionó en un primer tiempo que finalizó con tablas (0-0) y con la incidencia del cambio de Toño por Pol, por alguna indisponibilidad del joven futbolista.

El segundo acto arrancó con la mejor ocasión de los castellonenses. Pase largo de Dani Pendín sobre Rafita, quien entraba por la izquierda, pero su lanzamiento lo blocó sin excesivos problemas el guardameta local. Primer disparo a portería y poco más. El Girona poco a poco volvió a cerrar a los albinegros en su área. Así lo que nadie quería que sucediera llegó. En el minuto 60 zapatazo de Dorca que sorprendió a Lledó desde la larga distancia. Ahí se empezó a escribir la sexta derrota de un Castellón que tiene mala pinta.

Llegó el 1-0, pero es que luego pudieron caer tres o cuatro más fácilmente. Dos minutos del zarpazo rojiblanco casi anota Kiko Ratón. Cuatro más tarde el palo derecho del portero sevillano del Castellón escupió el que podía haber sido el 2-0. Ya en la recta final, en un cuatro (del Girona) contra tres (Castellón), le volvieron a perdonar la vida a un equipo albinegro. A base de latidos del corazón. Y es que marcó Dorca y campana se acabó. Ahora toca esperar noticias.