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A punto de celebrar su 40 aniversario, el IES Honori Garcia de la Vall tendrá que ser derribado afectado por aluminosis. Fue la principal conclusión que ayer se trasladó a los cerca de 300 madres y padres de alumnos que abarrotaban el salón de actos del IES Botànic Cavanilles y que estaban convocados para conocer en qué estado se encontraba el edificio después de que las clases fueran suspendidas el pasado viernes tras detectar aluminosis en el salón de actos.

En el estrado y, ofreciendo datos y explicaciones, comparecieron durante casi dos horas el director del centro, Ángel Molina, el director territorial de Educación, Alejandro Amposta, la alcaldesa del municipio, Isabel Bonig y la presidenta de la Ampa, Marisol Silvestre. Fue la alcaldesa la que anunció, abriendo el turno de intervenciones, que el edificio completo, aulas y oficinas, tendrá que ser trasladado a aulas prefabricadas que se instalarán en el solar que suelen ocupar las peñas en fiestas. El estado general del inmueble desaconseja totalmente acometer una reforma tal como estaba previsto, a la vista de la aluminosis que afecta no sólo al salón de actos sino a varias dependencias más, tal como ayer certificó Bonig en la reunión ante los padres y los análisis han confirmado.

En la dicotomía educación y fiestas, Bonig aseguró que la prioridad era «la educación», por lo que anunció que se estudiaría la posibilidad de instalar en la explanada de las peñas las aulas prefabricadas –cuyo número aún está por determinar– y las casetas de las peñas este verano. Si no fuera posible, la propia alcaldesa se adelantó a asegurar que se buscaría una solución «alternativa» a los peñistas, a los que se sacaría de su explanada. De hecho, Bonig, adelantó que los trámites para poder ubicar los barracones (que deben dar cabida a 700 alumnos de secundaria, bachiller y módulos) iban a iniciarse de inmediato ya que la promesa era la de tener todo dispuesto el 1 de septiembre.

Seguridad de las instalaciones

El director territorial centró su discurso en asegurar ante los preocupados padres que el instituto sigue siendo «seguro», teniendo en cuenta que los alumnos de secundaria están llamados a volver al centro y retomar las clases el próximo lunes.

Amposta realizó una llamada a la normalidad, asegurando que se iba a garantizar un mínimo de funcionamiento hasta final de curso. El responsable de Educación reconoció que el proyecto de reforma pendiente no valía y que haría falta realizar una nuevo, momento en que entró en juego el baile de cifras sobre cuándo se podrá disponer del nuevo centro.

El director Ángel Molina habló de un mínimo de «dos años pero la experiencia nos dice que puedan ser cuatro», recordando el caso del colegio la Cova –también afectado por aluminosis– y en el que después de dos años de su desalojo urgente sólo se ha colocado la primera piedra. El director territorial aseguró que se intentaría reducir estos plazos.

De aquí a final de curso un arquitecto revisará la estructura una vez por semana. Tanto el salón de actos como los vestuarios y los baños han quedado clausurados y se han instalado retretes en los patios. Incluso se reutilizarán el gimnasio y el laboratorio como clases.

Molina reconoció que los problemas estructurales se habían descubierto, casi por casualidad, tras detectar goteras en el salón de actos el pasado 16 de febrero.

Desde la Ampa, Marisol Silvestre calificó de «muy positiva» la reunión y confió en que los barracones estuvieran dispuestos a principios de septiembre.