En partidos como el de ayer uno entiende en qué consiste esto del fútbol. Se trata, para quien no pudiera ver el encuentro de El Madrigal, de pasarle el balón a un compañero que esté mejor situado y así sucesivamente hasta que la pelota le llegue a alguien que esté en disposición de anotar. Así de sencillo, más todavía si uno salta al campo sin rival, que es más o menos lo que ocurrió ayer.

El Racing de Santander empezó el encuentro presionando muy arriba. Logró retrasar la salida del balón, pero, como suele pasar en estos casos, de la dificultad obtuvo el Villarreal CF la solución. Un par de pases largos y se encontró sin oposición para superar a Toño, que vio como dos de los tres primeros disparos locales acabaron en su red. Primero fue Nilmar, quien aprovechó un rechace para marcar a placer. Luego, apenas seis minutos más tarde, Rossi, que definió con precisión un uno contra uno en el que el meta del equipo cántabro midió mal la salida.

Un desastre. Eso es lo que fue el Racing de Santander en El Madrigal. En ataque le puso empeño, pero en defensa dio más facilidades que los muñecotes estáticos, ésos que los equipos utilizan en los entrenamientos para ensayar las faltas. Mal colocados y fijos, así estuvieron durante muchos minutos los jugadores de Miguel Ángel Portugal.

Con tanta facilidad, el Villarreal CF se creció. Vio que el toro acompañaba y se entretuvo a dar muletazos. Cayó entonces en el mal de los equipos de fútbol sala, que quieren llegar hasta la línea de gol con el balón controlado. Eso le llevó a desperdiciar muchas ocasiones para aumentar la renta, pero le permitió al público disfrutar de divertidas combinaciones. Santi Cazorla volvió a disfrutar como antaño.

Rendido, el Racing de Santander corrió entonces detrás de la pelota, como resignando su suerte a aparecer hoy en las mejores jugadas de la jornada de la Liga BBVA. Eso sí, siempre como actor secundario, pues el protagonista era un Villarreal CF al que Juan Carlos Garrido está haciendo trabajar con criterio.

De todos es sabido que para que un equipo dé lo máximo se debe encontrar con un rival de garantías, que le exija. No hay héroe sin malvado enfrente. Así que el Villarreal CF se pasó los últimos minutos de la primera mitad sesteando, caminando sobre el campo sin demasiado interés por ampliar la renta. Dosificó esfuerzos para exigencias mayores, aunque, como se vio en el campo del Levante UD hace unas semanas, tal actitud puede provocar problemas de última hora.

La segunda mitad arrancó con acciones de peligro para ambos conjuntos. El Racing de Santander supo aprovechar algún error, culpa de la falta de concentración, para acercarse al área de Diego López con ciertas garantías, mientras que el Villarreal CF siguió combinando (de eso se trata, ¿se acuerdan?) para armar disparos que hubieran podido servir para aumentar la renta.

Las ocasiones más claras fueron para Borja Valero y Nilmar. Un disparo del primero pasó por debajo de Toño. El meta reaccionó y pudo sacar el balón sobre la misma línea de gol. La grada festejó el tanto, pero éste nunca subió al marcador. El segundo, por su parte, enlazó dos remates casi consecutivos.

Aplausos para Cazorla

La entrada de Jefferson Montero sirvió para animar la recta final del encuentro y, de paso, para ovacionar a Santi Cazorla, que se marchó al vestuario con la satisfacción del deber cumplido.

Nilmar tuvo nuevas ocasiones para anotar, pero se encontró con un Toño más inspirado que en los primeros minutos. El delantero anda acertado y sabe escoger siempre el camino más eficaz para encontrarse en buena disposición de anotar. Es rápido y define bien, virtudes que no siempre le fueron reconocidas en su primera temporada en Vila-real.

El Racing de Santander dominaba, pero no se sintió incómodo el Villarreal CF, que supo encontrar espacios para salir a la contra. El conjunto cántabro no llegó a hacer daño en el área local.

Rossi, que también fue ovacionado, dejó el campo para que Matilla pudiera entrar en él. No fue el último cambio de Garrido, que aprovechó el tercer relevo para dar entrada a Marcos Ruben en el puesto de Nilmar.

Así transcurrieron los últimos minutos minutos, con un Villarreal CF que, a medio gas, pudo golear a un Racing de Santander voluntarioso, pero al que le faltó pegada. Así quedó reflejado en la última jugada del encuentro, en la que Iván Bolado no supo marcar solo ante Diego López.

Enfrente, nada. En pocas ocasiones se marchará el técnico Miguel Ángel Portugal a casa con peor sabor de boca ya que los suyos no hicieron apenas nada bien en El Madrigal. Su apuesta es atrevida y le servirá para dar conferencias sobre fútbol ofensivo una vez se retire de los banquillos, pero en la Liga BBVA es insuficiente para sumar puntos, que es lo que los equipos necesitan para no bajar a la Liga Adelante.