Quien camina sin ningún rumbo, acaba por perderse y, en el momento en que quiere regresar a la senda marcada, se encuentra con que es tarde, con que la oportunidad ya ha pasado. El Castellón lo demostró ayer en un partido en que naufragó en unas partido que se antojaba asequible, pero que se convirtió en una pesadilla para un equipo desubicado, naufrago.

Aparte, los resultados no acompañaron y el play-off de ascenso se queda a 7 puntos, lo que implica que los albinegros hayan sellado su pasaporte para quedarse en el limbo de Segunda B, para transitar por la nada. Los de Casuco fueron un pelele en manos de un Teruel que se encontró con un equipo sin ambición, desdibujado, que se había dejado su alma en el vestuario.

Con la sorpresa de la entrada de Aarón en el once, en detrimento de Lázaro, justo en uno de los encuentros en los que más se necesitaba de la contundencia y la fuerza del navarro, el Castellón saltó al campo con la ambición de tener el balón, pero sin la claridad para saber qué hacer con él.

Además, la defensa se mostró, como antaño, débil y timorata. Raúl Muñoz no estuvo a la altura y contagió a un Castillo al que le vino muy grande la obligación de comandar la zaga.

Un desnortado Héctor Simón comenzó repartiendo juego y, en el primer cuarto de hora, mandó sendos balones a Béjar y Dennis que crearon algo de peligro, con sus disparos, a la meta defendida por Caballero. Un espejismo que se desvaneció pronto, cuando el Teruel comprobó que la puerta estaba abierta y que no iba a ser castigado por cruzarla.

Avisó Borja, en el minuto 15, cuando al saque de un córner estuvo cerca de abrir el marcador. Ratificó Salva en el minuto 19 cuando forzó un penalti. Héctor, en un pase absurdo, perdió un balón que se llevó el ex delantero del Villarreal C para encarar a Rangel. El meta no tuvo más remedio que derribarle. Javi Monforte no perdonó e inauguró la goleada.

Otro nuevo error de Héctor Simón, antes de la media hora, permitió a Valleros encarar portería. Pero el jugador rojillo no tuvo fortuna en su disparo y el balón se fue fuera. Esta jugada antecedió a una nueva ocasión, en el minuto 31, en la que una pelota larga y un fallo al buscar el fuera de juego dejó a Salva sólo ante Rangel. El portero salvó el envite mandando el esférico a saque de esquina.

Pero, fue un mal menor porque, el córner que botaba Javi Monforte, tras peinar un hombre del Teruel, lo introducía Omar, el más bajito de todos, con la cabeza en la red. El epílogo al naufragio de la primer mitad llegó en el minuto 44. Valleros, muy activo todo el encuentro, se marchó de Toño y centró al área. Rangel se comió la pelota, al tratar de despejar de puños y Salva, a placer, anotaba el tercero del Teruel.

Con esto, los albinegros demostraron su falta de fe en sí mismos. El mejor ejemplo se vio en el minuto 37. Simón, dentro del área aragonesa, se deshizo de sus dos marcadores, cedió el esférico a Béjar y el interior disparó con tan poco convencimiento en el gol que la pelota se dirigió mansa a las manos de Caballero.

Este era el panorama con el que tocaba cumplir el expediente de la segunda mitad. Tanto Castellón como Teruel salieron al campo con la certeza de que éste ya estaba muerto y así ejercieron.

Los de Casuco representaron el papel de equipo que se debe dejar la piel para lograr una gesta épica y los del Calderé, el de conjunto obligado a defender su renta. Pero, en verdad, se dedicaron a dejar pasar el tiempo, a la espera de que el colegiado señalase el final del sufrimiento orellut.

El Castellón rozó el tanto en un par de ocasiones. Primero, con dos voleas de Toño, en el minuto 69 que, con su pierna izquierda, hizo que el meta turolense se empleara a fondo y mandara el balón a córner. Después, Vicente Pascual cabeceó alto un centro del mismo Toño, en el minuto 78. Tras esto, poco más que añadir a un desastre en toda regla.