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La ofrena de flors a la Mare de Déu del Lledó contó con una numerosa participación de castellonenses que rondó las cuatro mil personas. Los días radiantes que están acompañando el desarrollo de la semana magdalenera debieron animar, y mucho, la participación, teniendo en cuenta que la jornada de ayer, resultó más veraniega que primaveral. Esta ceremonia que se celebra en la basílica de la patrona de Castelló, es uno de los actos más multitudinarios, emotivos y entrañables de todo el calendario festivo y por eso la asistencia de público para contemplarla como la intervención en las interminables filas de portadores de ramos fueron masivas.

La muy amplia y larga comitiva comenzó a constituirse en torno a las tres y media de la tarde de ayer. En la plaza Mayor era muy numerosa la asistencia de público que se ubicó en el andén central del camino y en la explanada del santuario, para seguir de cerca esta ritual costumbre, sobre todo a partir de las cinco de la tarde hasta que el sol comenzó a declinar en torno a las siete y media, cuando aún faltaban muchos fieles por entregar sus ramos.

La junta de fiestas había previsto los colores rojo, blanco, amarillo y rosa, de los ramos de claveles que se ofrecieron a la patrona, a fin de colocar un emparrillado frente a la casa prioral, en el que se dibujaron una serie de guirnaldas en torno a la imagen de la Lledonera, que era un cuadro pintado por el artista castellonense Lorenzo Ramírez, que estaba ubicado en el centro de la amplia parrilla. Fueron los componentes de la gaiata 1 Brancal de la Ciutatlos que, como ya es tradicional, fueron colocando las interminables ofrendas florales en el enrejado del panel para conformar el dibujo previamente establecido.

La «colla» Bacalao y la del Rei Barbut antecedieron a la Germandat dels Cavallers de la Conquesta con su cabildo, dones de companya y Na Violant 2011. Vinieron a continuación las diecinueve comisiones de sector, precedidas cada una de ellas por su estandarte distintivo. En ellas las damas y madrinas iban vestidas con el tradicional traje de castellonera y ataviadas con la elegante y reverente mantilla de blonda que tan solo se usa en este acto de entre los que componen el mapa de la semana grande.

Se unieron al cortejo algunas reinas las fiestas de localidades de la provincia de Castelló y las reinas y damas de años anteriores de las fiestas magdaleneras que, siguen estando vinculadas a la tradición de su pueblo. Como viene siendo tradicional en esta ofrenda, participaron las reinas de las fiestas de Murcia, Alicante y Valencia que, en un signo de hermandad, quisieron asociarse a la celebración devota en homenaje a la Patrona de Castelló.

Cerró el cortejo, cuando ya había anochecido y tuvieron que encenderse las luces de alumbrado público en el Camí del Lledó y en la explanada de la basílica, la presencia de las reinas de las fiestas y sus cortes de honor. Una vez las reinas ante la basílica, penetraron en ella donde veneraron a la patrona. El resto de participantes no tuvieron tanta suerte y, por motivos de organización, la Junta de Festes no dejó que pasara nadie ante la imagen para poder rezarle, hecho que creó cierto malestar entre los devotos.

Las reinas fueron recibidas por miembros de la Real Cofradía y por el prior Josep Miquel Francés, llegando hasta el presbiterio donde oraron ante la imagen. Seguidamente tuvo lugar el besamanos en el camarín al que accedieron las reinas y las damas, junto con varios miembros de la junta de fiestas y las madrinas. Entre tanto la escolanía interpretó los Goigs y de Revest y Ripollés y la Salve popular.