Forman parte del paisaje de las ciudades, pero están llamadas a desaparecer. La implantación masiva de la telefonía móvil es su principal enemigo. Las cabinas telefónicas fueron durante años puntos de encuentro para la mayoría de personas que querían hablar con amigos o familiares y no disponían de una línea fija en sus domicilios. En la ciudad de Castelló podíamos encontrar hasta hace unos años una cabina en cada esquina, pero ahora resulta una tarea ardua encontrar una.

La desaparición de las cabinas está siendo progresiva y en toda la provincia de Castelló solo quedan ya 760 teléfono públicos, según datos de la Comisión del Mercado de las telecomunicaciones. En los últimos tres años el número de teléfonos públicos se ha reducido considerablemente, así en 2007 había más de 900.

Esto supone que actualmente existe 1,3 teléfonos públicos cada 1.000 habitantes. Su uso resulta ya casi anecdótico y son pocas las personas que lo emplean para realizar llamadas.

Está disminución también es palpable en la telefonía fija, así en 2007 había en castelló 244.943 líneas en servicio, mientras que el año pasado en 229.835.

Más allá de que las cabinas telefónicas estén llamas a desaparecer, sin duda su imagen permanecerá en la memoria de varias generaciones, especialmente, de aquellos que se dejaron atrapar dentro de "La cabina", junto al actor José Luís López Vázquez. Ya se sabe que el cine es inmortal.