Como algo normal fruto de la tradición de su comunidad. Así consideró ayer la joven rumana de etnia gitana, L. B., el hecho de haber mantenido relaciones sexuales con el acusado, R.L., cuando solo tenía 12 años y fruto de las cuales nació la hija de ambos, que actualmente tiene cuatro años. La menor, que ahora tiene 17 años y vive con el imputado en la Vall d'Uixó, acudió ayer como principal testigo de la defensa al juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Castelló.

El acusado, que llego acompañado por numerosos familiares y la menor, con la que sigue manteniendo una relación sentimental, se enfrenta a una pena de nueve años de prisión, ya que la Fiscalía de Castelló mantiene que los hechos son constitutivos de un delito de abuso sexual a menor de 13 años. R.L. tenía 20 años cuando supuestamente cometió el delito, época en la que ya tenía un hijo de tres años de una relación anterior.

Tanto la acusación, formulada por el Ministerio Fiscal, como la defensa estuvieron de acuerdo en afirmar que las relaciones sexuales fueron sin violencia e intimidación y con consentimiento de la menor pese a que ésta solo tenía 12 años. Pero la discrepancia llegó cuando la fiscal defendió que, según la legislación, una menor de 13 años no tiene capacidad para consentir ningún tipo de relación sexual, mientras que el letrado de la defensa aseguró que la reforma del código penal, "da cabida al consentimiento en un menor de 13 años si se demuestra que el mismo ha sido válido al tener esa persona la madurez necesaria".

Durante su declaración, la menor relató que vino a España un año después de iniciar la relación con el acusado en Rumania, cuando ella solo tenía 11 años. Al llegar a España, ya con 12 años, se quedó embarazada. L.B. consideró "normal" tener relaciones sexuales a esa corta edad, ya que es una práctica habitual en su comunidad. Por su parte, el acusado aseguró no saber que era un delito y no supo que así era hasta que la asistenta social se lo dijo. Durante la sesión compareció también como testigo una asistente social, que indicó al tribunal que la menor estaba "a gusto y segura" con la situación. En el juicio también salió a la luz que la menor no ha ido a ningún colegio desde que llegó a España, por lo que no ha estado escolarizada.

Reacciones

Este caso ha conmocionado a la sociedad rumana que vive en Castelló, que ha querido desmarcarse de esta práctica, considerada por la menor y el acusado como una tradición en su comunidad. El vicecónsul de Rumania en Castelló, Dan Costinas, aseguró desconocer este caso, pero defendió que mantener relaciones sexuales a los 12 años "no es normal en Rumanía, donde resulta tan extraño como aquí en España".

La presidenta de la Asociación de Rumanos Gitanos a nivel nacional con sede en Burriana, Ochita Paun, criticó tajantemente que una menor de 12 años mantenga relaciones sexuales y se quede embarazada y aseguró que querer escudarse en la tradición y la cultura de este colectivo es "una invención". Según Ochita, "este tipo de circunstancias no se deben permitir y son indefendibles, porque a esa edad una niña debe estar en el colegio". "Dentro de los rumanos gitanos hay una corriente que tiene sus propias leyes, lo que supone un problema tanto allí como aquí, ya que deben respetar las leyes europeas como ciudadanos de la UE que son", destacó Paun.