La Comunitat Valenciana se enfrenta al mayor desastre ecológico registrado en años. Más de 50.000 hectáreas asoladas ante el solapamiento de dos incendios, e interminables nubes de cenizas que cubren el cielo, ya son testigos mudos del siniestro.

Las cifras son escandalosas, pero mucho más tristes son las historias que se encuentran tras ellas. Sin descanso, día y noche y sacando las fuerzas de donde pueden, es como estuvieron trabajando alrededor de 20 vecinos de Teresa, entre ellos el alcalde, Ernesto Pérez que, con sus tractores cuba fueron pieza clave a la hora de acotar a Teresa del descontrolado incendio.

La experiencia de los mayores junto con la fortaleza de los más jóvenes conseguió "controlar relativamente la situación", según palabras del munícipe. Un trabajo que fue fundamental a la hora de evitar que el fuego no traspasara las fronteras, quedándose a escasos 200 metros de distancia del núcleo urbano. "Lo que hemos estado haciendo es trabajar con cuatro cubas toda la noche y el día para evitar que el fuego pasase al pueblo, tanto por el río como por la zona de la Rinconada", explicaba Emilio Alcaide, vecino del municipio.

La noche fue bastante complicada ya que incluso tuvieron que sacar un camión de bomberos que se adentró en un camino muy estrecho y sin salida. Las cuatro cubas con tractores no descansaron desde las 14:00 horas del sábado sofocando el perímetro del núcleo urbano y, "aunque no está apagado ni mucho menos, tenemos controlada la situación".

Entre lágrimas, otro de los vecinos, Manuel Zorío, miraba el terreno afectado y no daba crédito a la gran pérdida de masa forestal. Una pérdida de alrededor de tres cuartos del término municipal arrasado por las llamas que, los propios bomberos y efectivos de la UME, debido al escarpado de la zona y al continuo viento cambiante, no sabían por dónde atajar.

"Es difícil controlarlo"

Por su parte, uno de los jóvenes que también estuvo faenando, Joaquín Alcaide, explicaba que "por lo visto, la situación durante el domingo está bastante mejor que el sábado por la noche". "Aún así -continuó- es difícil controlar del todo un fuego que rápidamente cambia y no sabes por dónde va a salir". "La situación crea una impotencia desesperante ya que estás viendo como se está quemando todo pero tampoco puedes hacer nada por evitarlo, porque no está dentro de las posibilidades de nadie", concluyó Alcaide.