En un momento en el que se buscaban caras nuevas surge el «efecto Carmena», sin que la edad importe, ¿cómo se quedó?

Sorprendida. Creo que ha sido la ansiedad de una manera diferente de hacer política. La gente exige que el político sea uno de nosotros, un vecino más. Pienso en un ayuntamiento como una comunidad de propietarios. Un vecino dirige a otros para que todos podamos vivir mejor y ser más felices..

¿Que se presentara Esperanza Aguirre fue decisivo para que usted se animara?

Ayudó, sí. Y mis amigos insistían. También Rita Barberá. Cuando vi a los dos personajes femeninos que rompen la idea que yo tengo de hacer política, me decidí. Me siento muy distante de perfiles autoritarios, verticales. Creo en la paz, la concertación, en hacer política en femenino, de una forma horizontal.

Se escuchan voces referidas a usted que sugieren que es «un lobo con piel de cordero», que en cuanto enseñe la pata...

No le doy importancia. Tras las elecciones mi discurso fue que quiero seducir a los que no me han votado, porque creo en un Madrid más justo, más igual, con un mejor reparto de lo que es de todos, limpia, con competencia, sin corrupción, donde no haya asuntos de amiguetes.

Podemos baja en los sondeos. ¿Qué rumbo cree que debe seguir?

Si quiere seguir transmitiendo el espíritu del 15M tiene que afinar más. Hacer un nuevo partido es un reto difícil. Ahora Madrid es una plataforma ciudadana.

¿Un espíritu que perdió?

Creo que al constituirse en partido ha podido haber un desajuste o situación de inseguridad. Ha de profundizar e intentar conectar con su discurso del 15M.